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Sabrina Farji -

Directora Audiovisual

destacada Sabrina Farji
"Cada película es una oportunidad de salvar un mundo"

Sabrina es directora audiovisual, guionista y productora. Comenzó muy joven su carrera en escenografía, luego fue parte de los inicios de la  etapa experimental del videoarte que la llevó a convertirse en directora audiovisual. Ha dirigido miniseries, documentales, cortometrajes, largometrajes y spots de tv.  En 2003 fundó  "Zoelle Producciones".  Hoy es vicepresidenta primera de la Academia de Cine de Argentina, es miembro de la Comisión Directiva de la Asociación La mujer y el Cine y delegada de Mujeres Audiovisuales Iberoamericanas por CIMA (España).

Durante muchos años se desempeñó como profesora de guion y dirección audiovisual. Es consultora y tutora de proyectos audiovisuales. Dicta regularmente talleres y cursos de capacitación de guion y dirección de cine y televisión y es jurado en festivales nacionales e internacionales.

Está preparando el estreno del largometraje Mariquita, mujer revolución, donde cuenta la historia de la primera feminista argentina, un documental que costó llevar adelante por la resistencia que encontró en varios ámbitos para desarrollar el tema.  

 

¿Cómo describirías tu trayectoria laboral?

Es muy ecléctica, y tiene que ver con una época, si yo tuviera 30 años menos también hubiera sido otra. Cuando yo empecé no estaban las carreras de cine, cuando me tocó estudiar recién salíamos de la dictadura y recién se abrían las carreras vinculadas al arte. Ahí empecé a estudiar escenografía,  me interesaba el teatro. Comencé a trabajar muy joven en escenografía y vestuario, como asistente, para cine, para publicidad y sobre todo para teatro. Luego me puse a estudiar la carrera de puesta en escena en la  Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD), que me dio un panorama importante, teníamos muchas materias que tenían que ver con la dirección y con el trabajo con actores. Y luego comencé a trabajar en video, aparecieron las cámaras más portables y mucha gente de otras artes pudimos empezar a experimentar con herramientas de video, mucha gente del teatro hacía teatro y video, videodanza, videopoemas, videoclips, el video como soporte experimental de otras disciplinas artísticas. El  videoarte, es una rama diferente, si bien es audiovisual, está más relacionada a las artes plásticas. Más tarde estudié guion de manera formal, todo era muy libre y aleatorio, y necesité tener más herramientas y a partir de allí empecé a organizarme, escribiendo guiones,  comencé a dar clases. Y como siempre tuve capacidad de conceptualizar, armé mis propios cuadernillos y sistema de enseñar guion, di clases 20 años.

 

¿Cuándo sentiste que podías decir soy directora audiovisual?

No es el año exacto, pero desde hace aproximadamente 15 años, porque lo trabajé mucho, era algo que no me lo validaba, costó mucho que fuera una carrera y no un hobby, que mi familia, mis padres, lo tomaran en serio y que yo pueda vivir de lo que hacía. Hacer películas, hacer series, tener material propio - que es lo que construye una carrera-  era muy difícil de sostener, tiene que ver con eso con sostenerse en el tiempo y así uno mismo se lo va validando.

 

¿En este tipo de trabajo donde el proceso creativo es muy importante qué considerás que es lo más difícil ?

Lo más difícil es tener esa idea que me impulsa y proyecta hacia el futuro, esa idea que te dan ganas de invertir tiempo, esfuerzo, dinero, encontrar esa idea que te potencia, que te identifica, que sentís lo que vos querés contar y lo que los otros van a querer escuchar.  Por ejemplo con Mariquita, mujer revolución,  yo leí la novela de Maria Sáenz Quesada ni bien salió, en 1985, y nunca me imaginé que podría hacerla hasta que en un momento dije: ¿por qué no?. Empezar a invertir, hacer la investigación, llamar a historiadores, escribir, todo eso fue una apuesta que llevó mucho tiempo hasta encontrar la oportunidad de decir lo voy hacer de esta manera, después veo si hago la serie o la película de época, porque realmente creo que es un personaje importante y tiene que ver con este momento: contar la historia de la primer feminista que estaba ahí cuando se  creo nuestra nación.

Pero es toda una conjunción de cosas, yo puedo estar muy convencida de que es una historia que todos quieren escuchar pero a lo mejor es muy difícil de producir, o no sintoniza con los demás, que pueden colaborar a que eso se haga. Ahí empezás a negociar con el tiempo, hasta donde podés sostener ese deseo sino se va realizando, en esos inicios tiene que ser un proyecto que te caliente lo suficiente, que creas lo suficiente como para seguirlo adelante, a veces uno frena, lo dejás en reposo, seguís con otra cosa y volvés.

 

¿Para cada proyecto o pieza audiovisual que realizaste implementás un protocolo o recorrido, en cuanto a la ejecución?

Depende el formato, no todos los proyectos son iguales, algunos proyectos surgen por un concurso con una convocatoria muy específica, o sos llamado, o te ofrecen postular una idea. Creo que los recorridos son distintos. A mi me gusta mucho empezar como si tuviera una caja de herramientas para tratar de contar la historia en una frase, cuál es el tema, cuál es el punto de vista, lo que se llama el storyline, que son 5 renglones, donde contás al protagonista, cuál es el conflicto, el objetivo del personaje a lo largo de la historia y el resultado. Eso te da el punto de vista de la historia, después me gusta mucho armar una playlist, una que me resuene con músicas que tienen que ver con lo que voy hacer. Es una búsqueda, porque es muy paralizante la hoja en blanco, empezás como a jugar, buscar imágenes, podés hacer un mapa emocional tipo moodboard, de colores, de sensaciones, de texturas, entonces eso te va ayudando, vas de una manera lateral llegando, de una manera audiovisual:  de sonidos, músicas e imágenes, que me van acercándose al proyecto.

 

¿Cuándo se comienza a trabajar en equipo?

Depende el proyecto, depende de la magnitud y de los fondos que tenga, a veces estoy sola en principio y luego voy subiendo gente al barco, que es el momento más lindo cuando encontrás la  gente que se quiere subir, es hermoso porque el proyecto ya no es solo tuyo, quiere decir que crece, que hay gente que confía en el proyecto, en vos y en tu mirada, es un momento muy gozoso.

 

¿Mantenés a rajatabla el plan original cuando avanzás en un proyecto audiovisual?

No, cero, por ejemplo Ex casados, una comedia que estrené, era un drama en suspenso, el mismo tema en otro género, y no me daba ganas de hacerlo, estaba frenado, así que llevamos la misma anécdota a otra cosa, fue un recontra volantazo y fue totalmente acertado.

 

¿Cuánto hay de inspiración y cuánto de trabajo en cada obra?

Dicen que de trabajo hay como 90% pero no lo podes ver acá, porque por lo menos yo no es que estoy todos los días trabajando en una cosa. Funciono más bien como un restaurante: estoy preparando el primer plato, en el medio otra cosa, y sacando el postre de otra mesa. No es que solamente estoy haciendo eso. Entonces es como que estás inspirada y trabajando y de nuevo inspirada, es todo un mix, no se si es el 90 % de trabajo  y el  10 % de inspiración. Lo que sí es cierto es que cuando te profesionalizás podés trabajar sin estar muy inspirada, a veces tenés una idea y está bueno hacer otras acciones como escuchar música, leer, mirar otras cosas relacionadas. Por ejemplo si estás haciendo una película de época mirar otras para ver qué tienen de parecido o de diferente. Todo eso es parte del trabajo que te llevan a la inspiración.

 

Tu obra está muy ligada a temas que tienen que ver con problemáticas de la mujer, ¿por qué?  

No lo había pensado de esa manera, pero es cierto que desde hace un tiempo empecé a trabajar en lo que es perspectiva de género y me voy dando cuenta que la tenía sin saberlo. Y una vez que empecé a profundizar mis conocimientos sobre eso:  trabajar sobre las desigualdades,  sobre los contenidos y la importancia de que esos contenidos tengan un cambio en las narrativas, sobre los personajes -no solo los femeninos sino también los masculinos- , la inclusión de no binarios, los trabajos de los personajes que no sean estereotipados, las tareas que realizan, me di cuenta que toda esa información, me importa muchísimo y es parte de lo que escribimos. Tenemos que contribuir, porque la sociedad está construida de una manera que el audiovisual no la representa.  

 

¿Qué diferencias notás entre directores hombres y directoras mujeres?  

No se puede hacer una diferencia en cuanto a la perspectiva, no tiene que ver con el punto de vista, pero si con el manejo del set, en cómo es la relación con la gente que trabaja, en la cantidad de mujeres que hay en un rodaje, sobre todo en roles de liderazgo. Probablemente haya más mujeres en un set dirigido por una mujer. En un rodaje de una mujer todo saben más de la vida de los hijos, si tuvo fiebre o  si tiene un examen, es como que el teléfono está más abierto en el rodaje si la directora es mujer, aunque no quiero generalizar.

 

¿Vos cómo llevaste siendo mujer y mamá el ritmo de los rodajes y la forma de trabajo en la industria audiovisual?  

Lo lleve como pude, con un costo emocional, muchas veces me he sentido muy trabada, como pensar en que este trabajo no lo puedo tomar porque no me puedo ausentar de mi casa tanto tiempo, no tengo con quien dejar a mis hijas y aunque pudiera no las iba a dejar tanto tiempo,  o sea siempre y dependiendo de las edades era una complejidad, creo que eso afecta a la carrera de las mujeres.

 

¿Cuánto creés que falta a la industria audiovisual para que haya igualdad entre hombres y mujeres?

Primero tiene que haber mayor conciencia de esta temática, y sobre todo al achicarse los fondos y las posibilidades es más difícil en ese contexto decir: además den espacio a las mujeres. Pareciera que nunca es tiempo de ocuparse de los cupos o de si es una buena idea o no. Todavía sigue siendo un tema, sobre todo hacer lugar es un tema, por eso es necesario que haya políticas de estado que apoyen esto.

 

¿Qué se necesita para ejercer un rol de dirección audiovisual?

Necesitas “creertela” muchisimo, somos personajes por un lado muy sensible y por otro creersela suena ser arrogante, pero creo que son roles que uno tiene que plantarse y de a poco creer en tu visión aunque dudes, no es estar seguro de todo, pero si estar concentrada y enfocada. Y si tengo dudas las comparto con el equipo y sino probar. No tener miedo a equivocarse, está bueno tener pares de confianza  con quien compartir, no ser celoso con  la información.

 

¿Qué te gustaría destacar de tu experiencia laboral de todos estos años?  

Me gustó mucho dar clases, ahora me costaría hacerlo, me divertía mucho y siempre me encanta trabajar con ex alumnos, me gusta haber contribuido con la capacitación de otros y otras y ahora me gusta mucho la gestión política audiovisual, pensar y gestionar en pos de mejorar y contribuir.  

 

¿Tuviste o tenés algún momento de crisis en tu carrera?

Me pasa todo el tiempo, todos los días de mi vida creo que no lo puedo sostener, pero ese mismo día digo ´vamos, adelante´. Son épocas muy difíciles y me parece que el mensaje que me gusta dar es el que me doy a mí misma:  nada nunca es tan grave y está bueno analizar  qué parte es tuya y qué parte es de la coyuntura, que veces es la que no está bien ni sana. Entonces tener  esa claridad, entiendo que eso también te pasa con la madurez, no con la edad que no es lo mismo. Hay gente muy joven que tiene una gran madurez, por eso está bueno trabajar con gente más joven, que haya un mix en los rodajes, gente con experiencia,  gente joven y de diversidad en toda su escala, que sea el arca de Noé. Para mi cada película es un arca de Noé, en toda la metáfora. Porque cada película es una oportunidad de salvar un mundo, no te digo el mundo pero salvar una persona, nunca sabes qué va a pasar con esa película, a quién le va a llegar,  a quién le va hacer un click. Yo he hecho películas que me han dicho me “salvaste la vida”, por ejemplo en un cortometraje sobre violencia de género, varias personas  se dieron cuenta que tenían que salir de esa situación y re pensaron vínculos.

 

Actualmente Sabrina está trabajando fuertemente en el Observatorio de Igualdad Audiovisual, desde el 2017 analizan las 10 películas más vistas de cada año, observan cuántas mujeres trabajan delante y detrás de cámara, así como indicadores desde lo narrativo, las primeras conclusiones indican que nivel de igualdad de la industria aún es muy precario.  

Para Sabrina su futuro laboral se potencia en dos aspectos: “tener siempre algo para contar, seguir contando historias de cualquier manera y también seguir contribuyendo con acciones positivas transformadoras dentro de la industria audiovisual y cultural”.

 

Entre los largometrajes que dirigió se encuentran:  Mariquita, mujer revolución (2022) ,  Ex Casados – Paramount Plus (2021), Trópico - Flow (2020),  Los Felices (2018), Desmadre, fragmentos de una relación (2017), Eva & Lola, Premio del Público en Mannheim Film Festival, Mons Bélgica, New York Latin Beat (2010), Cuando ella saltó – Karlovy Vary WP (2017), Cielo azul, cielo negro – Locarno Film Festival WP (2004). En 1992 ganó en categoría videoarte en el prestigioso Festival franco latinoamericano con Algunas mujeres, que contaba el primer caso de una niña restituida.