Rita es joyera orfebre, tiene su propio taller y dedica muchas horas de trabajo a confeccionar piezas de joyería artística únicas e irrepetibles. Trabaja en plata, cobre, bronce, alpaca y oro con igual destreza y autodefine su arte como joyería alternativa: “No es joyería clásica ni tradicional”, aclara.
A los 20 años, Rita comenzó a estudiar las carreras de Diseño Industrial y de Bellas Artes en paralelo, pero ninguna de las dos la terminaban de convencer. Así que recordó que un amigo de su familia era joyero, fue de visita a su taller y se entusiasmó tanto al verlo trabajar que empezó a armar el suyo propio en su casa. Investigó sobre el tema y se formó en las técnicas de la joyería con maestros como Enrique Sarasúa, Jorge Castañón, y Alfredo Garavaglia. Finalmente, se graduó en la Escuela Municipal de la Joya Sergio Lúquez en las especializaciones de Cadenas, Cincelado y Engarce.
Educada en el arte del metal y el diseño de joyas con una fuerte impronta artística, Rita vive de sus creaciones. Si bien confiesa que no cuenta con una faceta comercial muy desarrollada, la venta de sus piezas le permite vivir haciendo a diario lo que más le gusta; es que través de los años ha conseguido una cartera de clientes fieles.
Sus piezas están a la venta en su taller ubicado en el barrio de Chacarita, en la ciudad de Buenos Aires, donde pasa muchas horas sumergida en su banco de joyera, trabajando. También se pueden encontrar en las tiendas de dos importantes museos porteños, en un local de Palermo y en otro de Colonia (Uruguay).
Rita produce anillos, aros, brazaletes, pulseras, hebillas de cinturones, bombillas, collares, broches y miniaturas (pequeños adornos en metal). Realiza trabajos a pedido, sobre todo alianzas: en ese rubro ha diseñado anillos de lo más originales por requerimiento de sus clientes, desde dragones y enredaderas hasta animales del horóscopo chino.
Sin embargo, lo que más le gusta es trabajar en piezas únicas y en “mis invenciones y flashes”. “Me gusta lo artesanal, lo detenido, puedo estar mil años haciendo algo muy pequeño. Sé que no rinde mucho económicamente esta actitud, pero logré vivir de la venta de mis piezas”, cuenta Rita, que reconoce que no pretende que sus joyas sean masivas porque “me gusta hacerlas yo, y no repetiría una joya mil veces”.
“Es cierto que lo que se hace en masa es más barato y fácil de acceder, pero lo que se hace artesanalmente es diferente, tiene un plus al estar hecho a mano. Hay piezas con muchísimos detalles, que te llevan horas de trabajo, ahí se pone mucha creación y tiempo. A mí me gusta magnificar ese mínimo, por eso puedo pasar mucho tiempo en los detalles. Creo que se siente en cada pieza las horas de trabajo que tienen encima”, describe Rita, y reconoce que tener una pieza de este tipo es un lujo.
La mayoría de sus joyas están diseñadas en plata, que es su metal favorito porque es maleable y se adapta a varias técnicas. Entre ellas, destaca su trabajo en el cincelado (se trata de sacar volumen de una chapa por medio de cinceles que son pequeños martillos).
Las horas en el taller vuelan para Rita, pues puede pasar todo el día creando. “Puedo estar 12 horas o infinito, es el disfrute máximo estar en el taller”, dice, y agrega que el hecho de que sea un trabajo solitario es lo que más le gusta. Señala que la paciencia y la precisión son características fundamentales de un orfebre. “Cada cosa que hago precisa una herramienta especial, soy muy ordenada, y no pretendo resultados inmediatos. Hay que saber que son procesos largos, si lo querés hacer rápido no funciona”, describe su labor.
“Me gusta la parte lúdica de este trabajo, siento que estoy jugando, me encanta experimentar con los materiales y usar elementos nuevos”, cuenta. A la hora de inspirarse, se nutre con la naturaleza, con paisajes y animales. “Es lo que más me mueve, tengo una mundo de fantasía de animales muy amplio”, agrega.
Además de formarse y actualizarse en el mundo de la joyería constantemente con talleres con joyeros extranjeros que vienen a Argentina, Rita da clases en el Taller Eloi. Ha participado en muestras de joyería nacionales e internacionales como “True is what has been” Platina, en Estocolmo; “Cierto es lo que se ha hecho” en Valencia, España; “Paseo Nocturno“ en el Jardín Botánico; “2 jardines” en Tienda Malba; “Micromundis” en la Casona de los Olivera; "Salón Nacional de Artesanías del Bicentenario", en el ECUNHI; "Heterogeneidad del Río de la Plata" en Tienda Malba; grupo “La Nave” en Arte y Parte; "Joyas del rock" en el Museo J. Hernández; "Diseño argentino Creadores de influencias" en C.C. Recoleta; "El lugar: El cuerpo" en Tienda Malba; y "Diseño Argentino" en Tokio, Japón.
Para el futuro inmediato, proyecta hacer una muestra propia con todas sus piezas desde el inicio de su carrera.