Natalia se desempeña hace 22 años como controladora aérea, una de las profesiones más estresantes del mundo. Comenzó su formación en la Escuela Militar, donde hizo el curso de tránsito aéreo. Luego completó sus estudios como controladora de tránsito aéreo en el Centro de Instrucción, Perfeccionamiento y Experimentación (CIPE). Desde hace 7 años es instructora en el ACC (Centro de Control de Área) de Ezeiza.
El controlador aéreo monitorea y dirige los vuelos en todo momento y evita que los aviones choquen durante sus trayectos: en aire, al aterrizar o durante el despegue. Mantienen contacto visual, por radio y por radar con el avión para asegurarse de que se acerca a la zona de aterrizaje, y de que aterriza y despega con seguridad. Autorizan a los pilotos con instrucciones e información del espacio aéreo para prevenir colisiones entre aeronaves y obstáculos en el área de maniobras, por eso son considerados los agentes más importantes en el control de tránsito aéreo.
Es un trabajo que requiere un elevado nivel de concentración y un alto compromiso ya que están en juego la vida de pilotos y pasajeros.
La trayectoria profesional de Natalia comenzó cuando la navegación aérea funcionaba en nuestro país bajo la órbita de la Fuerza Aérea Argentina, en 2007 se creó la Administración Nacional de Aviación Civil, ANAC, que es hoy la autoridad que regula las actividades de aviación civil en todo el territorio argentino, es un organismo descentralizado dependiente del Ministerio de Transporte de la Nación.
Ese año al pasar a la órbita civil las funciones que cumplía el Comando de Regiones Aéreas de la Fuerza Aérea Argentina y la Subsecretaría de Transporte Aerocomercial, un gran número de personal militar, entre ellos Natalia tuvo que decidir si continuaba sus funciones como personal militar o civil.
Natalia recuerda que fue un momento difícil porque su “corazón estaba en la fuerza aérea”. “Pensá que entré a los 18 a la escuela militar, sinceramente lo que me sedujo fue la parte económica de pasar al ámbito civil”, cuenta. Natalia comenzó su carrera como “cabo en comisión”, con el tiempo, y rindiendo exámenes ascendió a suboficial auxiliar, que es la jerarquía previa a la más alta a la que podía aspirar: suboficial mayor. Hoy, viendo su trayectoria a la distancia, considera que tomó una buena decisión: “pude crecer y lograr objetivos, aprender y ahora todo lo que aprendí estos años lo puedo transmitir a los ingresantes nuevos como instructora”.
Su lugar de trabajo es uno de los 5 centros regionales de control de área, conocidos como ACC, más precisamente Ezeiza (SAEF), que funciona en el antiguo edificio del Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini, ubicado a unos 35 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Por su extensión territorial Argentina tiene a su espacio aéreo dividido en 5 Regiones de Información de Vuelo (FIR), además de Ezeiza (SAEF), están: Córdoba (SACF), Mendoza (SAMF), Resistencia (SARR) y Comodoro Rivadavia (SAVF).
Su ACC funciona en el marco de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), organismo que surgió como necesidad de completar el traspaso del Sistema Nacional Aeroportuario de la Argentina al ámbito civil. Cabe destacar que EANA actualmente y por primera vez en la historia está presidida por una mujer y cuenta con un 25% de mujeres que ocupan cargos en la Dirección y Consejos, y un 34% en puestos de gerencia.
Dato interesante y que pronostica cambios, porque el sector aeronáutico suele ser un espacio tradicionalmente vinculado a los varones. Según el último estudio sobre Mujeres y diversidades en la aeronáutica a nivel mundial de IATA , International Air Transport Association, solo el 6% ocupa lugares de CEO en la industria, el 26% de controladoras aéreas, el 5% son pilotos mujeres, el 18 % despachantes aéreas y el 9% ingenierías aeronáuticas.
¿Cómo comenzó tu formación en el rubro aeronáutico?
Soy egresada de secundaria como técnica aeronáutica, allí los profes nos incentivaron a seguir en la industria, en esa época de 45 alumnos solo eramos 4 chicas. Luego entré a la escuela militar donde había varias especialidades y elegí tránsito aéreo. Mi mamá era policía federal y gran parte de mi familia pertenecía a la fuerza y eso también fue determinante a la hora de elegir esta carrera. En la escuela militar el entrenamiento era para todos igual sin distinción de sexo, 6 de la mañana arriba, era exigente, miles de veces se me pasó por la cabeza irme pero al mismo tiempo soy una persona que le gustan los desafios y me dije: esto no puede conmigo, nunca me quedo con un no, si todos pueden porque yo no podría. Luego ingresé al CIPE donde adquirí los conocimientos más específicos: las reglamentaciones, protocolos y la simulación ya sea en Área o en Torre de Control.
¿Hoy como instructora no extrañas la adrenalina del controlador del día a día?
No, no porque lo estoy también, está el alumno y yo al lado, si veo que la situación lo satura o tarda en tomar decisiones me paso yo a controlar.
¿Cómo es un día típico de trabajo de una controladora aérea?
Dirigimos a 45 aviones por hora, un avión por minuto, en el 2007 o 2008 llegamos a tener 65 aviones por hora, estaba el controlador y 3 compañeros atrás asistiendo, a eso lo llamamos “explotó el terminal”. Ahí tenemos que dejar aviones afuera orbitando para descomprimir el sector. A veces los pilotos, no los más viejos de línea, sino los más recientes, que quieren todo ya: ya quiero bajar, ya quiero subir, ya quiero virar, no se ponen en nuestro lugar que tenemos que atender 4 aviones en un segundo. Así que tenemos que saber transmitir calma y seguridad. Es estresante la labor por eso nuestro régimen de trabajo es de 6 horas, se trabaja una hora y se descansa una hora, intercalada. Tenemos 15 turnos al mes que cumplir, no podemos hacer más de 4 turnos seguidos porque al tercero ya llegás estresado.
¿Qué condiciones debe tener un controlador aéreo para cumplir con su tarea?
Dicen que los controladores estamos locos . . . (se ríe). Yo creo que deben tener pasión por la profesión, la templanza para tomar decisiones, saber elaborar varias alternativas para solucionar situaciones, no todos los días tenés el mismo escenario de situaciones. Tener calma, eso es lo principal: llevar esa tranquilidad que vos tenés hacia el piloto.
¿Hay momentos donde te ponés nerviosa?
Te genera mucha adrenalina, hay momentos que tenés que respirar y decir: vuelvo otra vez a mantener la conciencia situacional de lo que estoy haciendo. El controlador tiene que tener plan A, plan B y plan C a la hora de guiar, sino es esto es lo otro. Por eso, como instructora, a los chicos se los guía a despertar esa personalidad, cuando doy clases siempre les pido varias alternativas, ya que a veces planificas algo y en el momento no se cumple lo que planeaste, porque hay una turbulencia, por ejemplo.
¿Qué momento difícil o de tensión te tocó vivir en estos años de carrera?
Fue un vuelo sanitario con un niño de 5 años, que pedía prioridad, porque necesitaba urgencia, se le dio todo lo posible, se lo trajo lo más directo posible, pero en un momento el piloto nos dice que el chico falleció, eso fue drástico en mi carrera. Otras veces puede ser que se perdió un motor o falta de combustible, a esas situaciones las llamamos “contingencias” y ya estamos capacitados para manejarlas. Al controlador se lo prepara para las contingencias pero para el fallecimiento de un nene o un pasajero no se entrena y por eso te conmueve.
¿Trabás amistad con los pilotos que guias de manera reiterada?
En mi caso tengo 3 compañeros que hicieron la escuela militar conmigo y hoy vuelan, hace años que no los veo cara a cara pero nos saludamos por frecuencia, a través del alfabeto aeronáutico: quién opera preguntan y yo respondo y nos saludamos, muchas veces lo pilotos aterrizan y suben a la torre a saludar.
¿Cómo fue ser mujer en un ámbito que hace algunos años era aún más masculino?
En lo personal nunca tuve trabas, creo que hay mucha igualdad hoy por hoy, nuestra directora es mujer y eso ayuda mucho, sobre todo en poder aspirar a formar parte de la empresa.
¿Ves alguna característica a la hora de trabajar en este puesto que se destaque en las mujeres?
Creo que la mujer es más rápida para tomar decisiones, lo veo como instructora de hombres y de mujeres, y son más frías a la hora de decidir, no es que esto sea mejor o peor, pero las veo con ese ímpetu. Hoy igual la gran mayoría de los que modulan son hombres, de a poco en la aeronáutica están ingresando mujeres pilotos. A veces algunos pilotos te escuchan que sos mujer y te quieren chicanear, no todos, te das cuenta por el tono de voz, cambia rotundamente.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Controlar, la adrenalina, es inexplicable, tenés que sentarte y sentir, yo no reniego nunca de venir a trabajar o cuando hay muchos aviones. Como decimos nosotros nos gustan los fierros, es tal la adrenalina que a veces pasan los 55 minutos y no dejaste de hablar. Es como un juego, yo les digo a los chicos que es un rompecabezas y son “gamers”, ellos tienen que ver todas las posibilidades y el objetivo es que no se choquen. Tenés que hacer todos los artilugios para que no se choque. Abrir el juego, para abajo, para arriba, para el costado e ir armando todos los circuitos y ordenando el tránsito.
¿Tienen presente que es una labor de gran responsabilidad porque en cada indicación hay muchas vidas en juego en este trabajo?
Claro, porque una mala decisión pone en riesgo muchas personas, por eso es importante la capacitación y la reglamentación, y siempre somos dos: el que habla y el ayudante (que es el que coordina y asiste)
¿Qué pasa si el sistema se cae?
Hay un soporte físico, un sistema de “fajas en progreso de vuelo”, que tienen el nombre y tipo de aeronave, los niveles de vuelo y el número que aparece en el radar, a eso lo llamamos “procelular”, eso tiene que estar todo en tu cabeza, es como un juego de memoria, cuando trabajás en ese sector ya lo conocés con los ojos cerrados, donde tenés cada posición, si te llama el piloto y te dice dónde está ya sabés dónde es, porque tenés ese mapa en tu cabeza, como si en tu casa se corta la luz, vos ya sabés dónde está cada habitación. Ahí tenés que tener calma total. El controlador mientras habla escribe, da órdenes y escribe en esas fajas.
¿Cuáles son tus sueños y aspiraciones laborales?
Me gustaría seguir progresando, y formar parte de la gerencia, porque yo como controladora veo muchas cosas que podría llevar a la gestión, pero tranquila, paso a paso, para estar mejor de lo que estamos.