La relación de Natalia con la música empieza desde muy chica. La menor de cuatro hermanas, a los 9 años ya tocaba el piano en el Conservatorio Provincial de Música de Santa Cruz en Río Gallegos. Allí llegaba de la mano de su madre, docente y directora de la institución. ¨El conservatorio fue mi segunda casa. Terminé el profesorado de piano al mismo tiempo que me recibía del secundario."
Es con la misma naturalidad con que esta joven describe cómo llegó a ser una de las pocas mujeres que se dedican a la tarea de dirigir una orquesta en Argentina. “Desde chica, era la música sinfónica la que me hacía bailar en casa. Es mi pasión”. Una respuesta que nos resume el inmenso esfuerzo y dedicación que la llevó a la ciudad francesa de Estrasburgo, donde actualmente realiza estudios de posgrado en la prestigiosa Haute école des arts du Rhin.
Recibió su título como Licenciada en Dirección Orquestal en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP. Trabajó junto con la Orquesta Sinfónica Nacional Argentina, la Orquesta Nacional de Música Argentina, la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata, la Orquesta Filarmónica de Mendoza, la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos, la Orquesta Provincial de Bahía Blanca, la Orquesta Estable de la Provincia de Tucumán, y dirigió ensambles de música contemporánea en Israel, Italia, Alemania y Argentina. Se formó al lado de destacados directores tales como Carlos Vieu y Luis Gorelik en Argentina, y con Marin Aslop, Giancarlo Guerrero, Isaac Karabtchevsky, Peter Eötvos, Jean-Philippe Wurtz, Arturo Tamayo, y Salvatore Caputo en masterclasses y festivales.
Natalia tiene un fuerte interés por la ópera, y trabajó en el Teatro Argentino de La Plata y en el Teatro Colón, primero como asistente musical y posteriormente teniendo a su cargo estrenos de óperas contemporáneas. Hizo su debut en ópera con el Così fan tutte de W.A. Mozart en el año 2016.
Además, guarda un especial interés por el reconocimiento y la difusión de la música sinfónica argentina y latinoamericana: “Me parece importante cuestionarse qué repertorio se programa frente a una orquesta, para poder ir más a fondo respecto a la función que cumple hoy una organismo sinfónico en nuestra sociedad. ¿Cómo podemos dialogar mejor con esta sociedad? ¿Cómo nos acercamos a ella?"
Aunque Natalia no siente discriminación de género entre sus colegas, cree que ser mujer representa un desafío extra en su profesión. “Cuando llego al podio, estoy sola delante de 50, 60, u 80 personas. No siempre es posible preocuparse sólo de la música, a veces estás sometida a otro nivel de exposición, de prueba. Ciertos prejuicios realmente poco importantes desde mi punto de vista. Todavía resulta una novedad ver a una mujer en el podio, pero eso de a poco va cambiando. Llego al podio tranquila, mantengo mi personalidad y simplemente empiezo a trabajar."
Para una joven que desee seguir la carrera de Dirección Orquestal, su consejo es invertir en la formación, en el país y en el exterior, en la medida de lo posible: “Ante todo, es necesaria la convicción y persistencia en lo que uno hace, y realmente amar lo que se hace, además de entender el por qué”.
"Siempre tenemos la ambición de llegar a ciertos lugares o de vivir ciertas experiencias, pero en este punto creo que es importante poder alcanzar una relación directa con el público y lograr que la música como expresión artística transforme la sociedad en la cual vivimos. Tengo total convencimiento de que la música nos eleva y transforma a todos", cierra.