Open main menu

Natalia Carcavallo -

Comunicadora especialista en pódcast

destacada Natalia Carcavallo
"Cuando llegás al pódcast difícilmente te vas, te acostumbras a elegir, a otra conversación"

Natalia es fundadora y directora general de Wetoker, una de las primeras plataformas de pódcast de Argentina. Es periodista, comunicadora, productora de radio y tv, trabajó más de 20 años en importantes medios tradicionales. Fue productora de reconocidos periodistas de política, economía y espectáculos, hasta que su inquietud por llegar a las audiencias con otros contenidos y la certeza de que el formato pódcast sería la evolución de la radio la llevaron a desplegar su espíritu curioso y emprendedor para concretar su propio proyecto.

Se formó como licenciada en Comunicación en la UCES, pero comenzó a trabajar desde muy joven, a los 21 años ya producía al periodista Nelson Castro en TN, en uno de los programas de política y actualidad más vistos en la televisión argentina. A partir del 2004 comenzó como productora para FM 100 en el “Show de la Noticia”, era el programa radial más escuchado de Argentina en ese momento. Al año se convirtió en productora ejecutiva de ese mismo programa, paralelamente seguía produciendo programas de tv de política y economía, siempre al día con los temas duros y la agenda política y de coyuntura del país.

Fundar Wetoker fue una “transición” en su carrera, sostiene Natalia. Hoy en la plataforma están vigentes entre 35 y 40 pódcast de diversos temas: desarrollo personal, educación, astrología, economía, marketing, espiritualidad, etc. Conviven esas distintas voces y se potencian, eso es un valor que destaca su fundadora ya que sigue siendo una de las pocas plataformas que siempre priorizó la publicación de contenidos de nicho o de talentos. 

Natalia además de conducir a un equipo –mayormente formado por mujeres– de productoras, especialistas en redes, un programador, un locutor y muchas otras personas que trabajan por proyecto, asesora y capacita a medios en transiciones a nuevos formatos, ofrece asesoramiento privado sobre las posibilidades del negocio y desarrollo de proyectos. En los últimos años ha brindado seminarios de podcasting y fue invitada a dar charlas sobre el tema en diferentes universidades nacionales. 

 

¿Cómo llegaste al pódcast? 

Por un lado, trabajaba en FM 100 con un programa muy masivo y escuchado, donde entré como productora periodística para contar las noticias a un público muy apático. Ahí me quedé por muchos años, aprendí a entender la lógica de las audiencias masivas. Ese punto de inflexión marcó el futuro de mi carrera, donde empecé a hacer foco en qué le importa a los que escuchan porque siempre estamos haciendo esto para otros. Pude ampliar esa cabeza que tenía inicialmente de la noticia dura, del último momento y empezar a ver el espectro de qué es interesante para los otros. En paralelo seguía produciendo programas de política y economía, una diversidad de cosas que hacía por inquieta. En el 2012 comencé a escuchar pódcast, porque a pesar de que hacía tantas cosas que eran interesantes y relevantes para ese momento yo sentía que los contenidos que a mí me convocaban no estaban en radio. Además, la radio se empezó a precarizar, la búsqueda de la audiencia masiva se empezó a enfocar en otros valores que a mí no me interesaban y producto de una crisis personal empecé a pensar en qué pasa si hablamos de otra cosa. Yo escuchaba Ivoox, una plataforma española de pódcast (en España y en EEUU el pódcast ya era importante) ahí podía elegir a quién escuchar, qué, cómo y me daba cuenta que me pasaban cosas. 

¿Cómo fue fundar Wetoker?

Como productora yo conocía muchos mundos por convocar siempre a invitados diferentes, entonces decía: debería hacer 800 programas de radio para que todos estos contenidos existan y con esas preguntas encontré el pódcast. Empecé escuchando podcast de astrología que es mi mundo paralelo de intereses, y me hacían sentir que esos valores de la radio tradicionales: compañía, cercanía que ya no los encontraba en muchos programas de radio, los encontraba ahí. Y dependiendo de mi estado de ánimo escuchaba un programa de astrología, un audiolibro, o una persona explicando economía en profundidad, entonces un poco como audiencia y un poco como productora dije bueno tengo todo para hacerlo. Y mi pregunta fue: ¿Qué pasa si empezamos a hablar de otras cosas? que era algo que venía experimentando en FM 100. ¿Tengo que seguir hablando de lo que pasó en el Congreso, de cómo se refinancia la Deuda o del mundo del espectáculo? En el medio pasan un montón de cosas y yo creo que ahí pasa la vida de las personas. Entonces encontré en el pódcast respuestas a todas esas preguntas.

Al principio fue difícil, por muchos años había que explicarles a los que iban hacer los pódcast y a los que podían escucharlos por qué esto era más interesante, por qué nosotros decimos que es la evolución de la radio. Luego llegó Netflix, la audiencia se acostumbró a elegir, entonces empezamos a explicar las formas del pódcast como el Netflix de la radio. Y luego está el modelo de la monetización que es un problema que está en todos los medios, cómo se financia el periodismo. Más tarde llegó Spotify a Latinoamérica (2017) y desarrolló su departamento de pódcast y fue más fácil para todos poder explicar cómo se consume un pódcast.

¿Cómo lograste dedicarte de lleno laboral y profesionalmente a la plataforma? 

Fue una transición, si bien hay mucho romanticismo a la hora de emprender, lo que vos estás haciendo es invertir tu tiempo y tu saber para otra cosa, y yo por supuesto seguía trabajando en muchos medios, mientras iba intentando imaginar cómo podíamos tener un portal, quién iba hablar, por qué, cómo crecía y cómo la tecnología modificaba todo eso. En el inicio hice un acuerdo con la empresa que trabajaba para experimentar esto. La primera creación y puesta online de la plataforma fue acompañada por una productora en la que trabajaba, y luego ellos siguieron su forma de producir y yo tuve que tomar la decisión de terminar de desarrollar bien la plataforma y quedarme al frente de Wetoker. Fue una transformación, hoy Wetoker es el resultado de las personas que la componen. Así que en ese momento empecé a renunciar a todos los lugares donde trabajaba y empecé a tomar riesgos para materializar esta certeza de que, si hacía otros contenidos, con otra profundidad, hablando de otras cosas, esos contenidos iban a encontrar sus audiencias. 

¿Cuáles fueron las primeras experiencias relevantes o exitosas?

Me acuerdo el episodio que me demostró que era posible hacer un tema muy escuchado que no fuera de agenda, fue una entrevista que le habíamos hecho a una traductora argentina de sánscrito que vivía en Nepal. Ese episodio estaba dentro “Tiempos líquidos”, que era un programa que hacíamos en radio tradicional, donde permitíamos que una sección de ese programa estuviese pensada en formato de pódcast, y se podía escuchar más de una vez. Después hubo dos fenómenos muy importantes fueron el podcast de Daniel Colombo “Motivación y liderazgo” de coaching, muy escuchado y festejado, desde el 2017 a hoy que está vigente, hace poco publicamos el episodio número 100. Y en el 2017 también comenzamos con la versión pódcast de “Mujeres que no fueron tapa”, conversaciones en profundidad con mujeres relevantes, también muy escuchados y agradecidos, duraban 50 minutos promedio. En la época que la moda de los pódcast era corta nosotros podíamos demostrar que cuando hay algo interesante no importa lo que dura, y se escucha muchas veces y se comparte honestamente. Entonces todo esto es contracultural, no es rápido, no te taladran 5 noticias en 1 minuto sino que hay tiempo de escucha cuando uno habla de cosas que son valiosas para otras personas, sobre todo porque en los medios tradicionales no había lugar para esas conversaciones.

¿Cómo funcionan hoy los pódcast de Wetoker en cuanto a duración y frecuencia? 

Cada canal de podcast tiene su forma particular de conectar con la audiencia y a medida que el podcasting va creciendo también se vuelven a replantear las formas de distribución que hoy es lo más importante. El pódcast de verdad es un democratizador de voces. Ahora todos podemos hacer un pódcast, la pregunta es cómo se distribuye y cómo te hacés un lugar en la escucha, el tema del algoritmo y cómo lo compartís. Los grandes jugadores con el algoritmo y la tecnología te cambian las reglas, entonces hay autores que publican una temporada entera, como Netflix y vos la consumís, y otros que van publicando semanalmente. Es un ecosistema en permanente transformación y eso te produce un montón de incertidumbre y estar atento todo el tiempo, pero también te llena de posibilidades, pasan cosas inesperadas. El pódcast no premia al “star system” si vos sos famoso o sos un influencer eso no garantiza que vas a ser escuchado. Tengo un montón de casos en Wetoker de personas que casi no tienen identidad en las redes o hablan de temas muy chicos que son súper escuchados con gran generación de impacto, eso es hermoso. 

Hay un montón de formatos de podcast, nosotros lo que tratamos de hacer es crear un formato que le sirva al que lo va hacer y a la audiencia que presuponemos que lo va a escuchar. Dependiendo de las habilidades de cada persona ya que trabajamos con todo tipo de personas, periodistas, locutores, especialistas que nunca hablaron ante un micrófono. Acompañamos el desarrollo de esa idea, haciendo foco en lo que se quiere contar y cuáles son sus valores. 

¿Qué fue lo más difícil en este proceso? 

Personalmente fue haber dejado la relación de dependencia y animarme a llevar un montón de preguntas e ir avanzando, capitalizando la experiencia anterior, con mucha intuición y ganas, con la obligación de tener que aprender un montón de cosas que no sabía, cómo administrar una empresa, aprender a presupuestar, aprender a convivir con empleados, encontrar una coherencia entre lo que uno dice y uno hace. Hay meses más difíciles y otros más prósperos, de más trabajo y siempre hay un anhelo de establecer una velocidad crucero de tu empresa y eso no sucede nunca. Yo decía: estoy convencida de que en el pódcast hay oportunidad, pero si me va mal o no logro hacerlo posible, vuelvo a trabajar de lo que hacía antes. Era una afirmación tramposa. Por un lado, me daba seguridad,  sentía que tenía cierta red, pero cuanto más pensaba en eso, más me animaba a dejarlo atrás.  Ahora pienso que sería difícil, casi imposible, volver  a mis antiguas formas de trabajo. Poder desarrollar las ideas que consideras relevantes,  elegir, ser tu propia jefa, construir los propios métodos;  es un camino de ida.

¿Cómo es un día de trabajo?

Todos los días son diferentes, hay días de computadora, de reuniones, de mix de ambas cosas, hay días de crear presupuestos, porque todos son diferentes, y luego están los días más felices que son los de ir a grabar, es donde recupero un poco la adrenalina del micrófono que para ser justa a veces extraño.

¿Proyectos, ambiciones y sueños?

Lo que sueño es que este medio que es independiente, que es producto de una osadía de atreverse a ver qué pasaba, siga siendo una opción para muchas personas que no tienen lugares en medios tradicionales y tienen algo para decir y para todas esas personas que se encuentran desamparadas y no encuentran qué escuchar y con qué acompañarse. Sobre todo después de la pandemia donde se ratificó esto: que los contenidos interesantes pueden ser un compañero, entonces quiero que la plataforma sea un despegue para demostrar que hay otras formas de hacer las cosas. 

En sintonía con el desarrollo de otros contenidos originales, Natalia también escribe la columna Esencia y sentido en la web del canal de noticias TN, donde habla de bienestar y vivir mejor, allí logró demostrar que “contando pequeñas cosas, de nicho, es por donde pasan las cosas grandes”.

Ahora con un poco de distancia de los inicios de esta “osadía” como define Natalia a su creación señala que “todos nos fuimos profesionalizando a medida que el formato se fue desplegando”. Además, destaca que fue fundamental juntarse con personas que compartan “tu idioma y tus valores, y te acompañen con compromiso y responsabilidad”.

El camino del emprendedor es esforzado, con idas y vueltas, con equivocaciones, pero Natalia sostiene que “hay que salir con la idea, para no estar tarde, para llevarla adelante no tiene que estar todo impecable, hay que bajar la exigencia de impecabilidad que tiene nuestra generación y animarse”. Y aunque muchas veces se encontró siendo su propia esclava, trabajando sin horarios hoy puede expresar su alegría y satisfacción: “trabajamos en un mood de armonía, hoy somos un equipo increíble de personas comprometidas, no te digo un 100% pero en un 70% del tiempo el trabajo es gratificante”. 

Finalmente, Natalia cree que estamos viviendo un tiempo espectacular para el formato pódcast ya que hay mucha gente descubriéndolo y haciéndose muy fiel a algunos contenidos. “Cuando llegás al pódcast difícilmente te vas, te acostumbras a elegir, a otra conversación”, asegura convencida y fiel a sus intuiciones mediáticas.

Fotos por Guillermo Monteleone