Nai Osepyan es conductista de felinos, la única certificada en el país. Dedica la mitad de su tiempo a interpretar la conducta de los gatos y a modificar sus hábitos, transformando así la vida de las familias que buscan una respuesta diferente a los desafíos que presentan estas mascotas.
Nai es conocida en las redes sociales, y recibe cientos de consultas diarias a través de mails y mensajes. Ella toma su trabajo muy en serio, y entiende que el profesionalismo es la forma de evitar confusiones con sus colegas que trabajan con los felinos en el área de la ciencia. “Defender la profesión es algo que hago todo el tiempo, y cuando me preguntan por algunas cosas aclaro que no soy veterinaria y que éste es un trabajo que complementa, pero que va por otro camino”.
Hace ocho años que trabaja con gatos. Cuenta que siempre sintió una gran conexión con ellos, y que en el intento de ayudar a rescatar a los gatos callejeros, se encontró con una red de personas que trabajaban con esta problemática. “Me metí en proteccionismo y hogar de tránsito y me cambió la vida para siempre”, relata.
A pesar de estar aportando a la causa que mueve su interés, Nai cuenta que estaba abrumada por lo que estaba viviendo en cuanto al abandono de gatos y su nueva experiencia. Se enojaba y angustiaba cuando volvía a su casa. Incentivada por encontrar otras formas de ayudar, construyó un camino propio: “Yo quería hacer algo más, no me interesaba ser veterinaria, y empecé a buscar si se podía ayudar desde otro lugar”.
Para ello, Nai estudió a distancia (en Inglaterra), finalizando dos diplomaturas en comportamiento felino de nivel avanzado. Inicialmente buscó en Argentina, en la Facultad de Veterinaria, una posibilidad de estudio relacionada específicamente con los felinos, pero no encontró nada en ese momento. Luego, empezó a trabajar de manera freelance fuera del país, y buscando encontró que era posible estudiar esta especialización que todavía hoy se encuentra en pleno desarrollo.
Actualmente es Embajadora para Argentina de la Sociedad Internacional de Profesionales que Trabajan con Animales, además de ser miembro de la Sociedad Internacional de Conductistas Felinos. Por otra parte, es creadora de una comunidad para compartir la información sobre comportamiento felino en las redes sociales, a la cual muchas personas se acercan preguntando una amplia variedad de cuestiones cotidianas.
Las consultas que responde diariamente son de lo más gratificante: “Cuando la persona te llama y te dice que la situación cambió, que mejoró, es lo mejor de mi trabajo”. Es que Nai tiene una gran empatía con los animales en general, pero los gatos fueron siempre su debilidad.
Habiéndose ocupado ya del tránsito de más de 40 felinos, tiene en su haber una larga experiencia que su entusiasmo y profesionalismo invitan a conocer. “Si más personas pudieran estudiar esta carrera, esto se traduciría en menos gatos abandonados y en la calle, y para mí eso es lo más importante”, enfatiza. Por otro lado, la conciencia sobre la tenencia responsable es una de las problemáticas que atraviesan su vida: “Un animal siente, sufre, y si todos nos preocupamos de la gente, no hay quién se ocupe de los animales, y viceversa. Esto, para mí, es trabajar para un mundo mejor desde el lugar que cada uno elige”.
Es por esto que Nai tiene el sueño de fundar un instituto propio, que permita estudiar y promover estos temas. “Lo más difícil de esta carrera es que se hace camino al andar, porque no existe en Argentina”, señala. Por otro lado, cuenta que tampoco ayudan algunas resistencias existentes a la hora de entender las diferencias entre veterinarios y su profesión como conductista, las cuales están basadas en la falta de regulación que tiene nuestro país al respecto. Pero dentro de su universo de trabajo cotidiano con animales, Nai invita a correr esas barreras, para lograr que se entienda que los problemas de algunos gatos no tienen que ver con la salud sino que son de conducta y que, cuando se trabaja en conjunto, esta diferencia se refleja.