Es gerenta de Operaciones y Servicios y jefa de Exposiciones de la Sociedad Rural Argentina. Tiene a su cargo la logística de la tradicional muestra de agroindustria, que hace más de 100 años se realiza en el país. “No soy terrateniente ni chacarera, pero aprendí mucho de las razas de animales que representan al campo argentino”, relata Marita sobre su experiencia profesional.
Empezó a trabajar en la Sociedad Rural Argentina (SRA) en 1980 como empleada administrativa. Se recibió de licenciada en Geografía y entró en la histórica institución sin tener ninguna experiencia ni relación con el campo ni los animales. Allí hizo toda su carrera profesional y hoy bromea con que es casi parte del inventario de la entidad.
Dentro de la SRA se capacitó, aprendió y llegó a convertirse en Jefa de Exposiciones. Está a cargo de la famosa Exposición Rural que se realiza hace más de 100 años en Buenos Aires. La muestra de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional es el encuentro tradicional del sector. En los 12 días de julio que dura el evento se reúnen más de cuatrocientos expositores (productores locales, profesionales, expositores y empresarios nacionales e internacionales), más de cuatro mil animales de distintas razas del país y empresas de maquinaria agrícola; además de numerosos stands de gastronomía regional.
“Esos doce días son adrenalina pura”, cuenta Marita, con una energía que delata la mujer hiperactiva que es. “Mi mayor responsabilidad es controlar el armado de los boxes para los animales. Hay que prever muchísimas cuestiones: desde cuántos animales van a ser, hasta la compatibilidad de las razas, y en función de eso en qué lugares van a estar expuestas. En la última expo hubo treinta razas de vacunos, doce de caballos, diez de ovejas, varias de chanchos, cincuenta de aves, doscientos proveedores, más todos los eventos que se presentan diariamente”, describe Marita. “Yo manejo las cuatro patas, todo lo que tiene que ver con los animales, quién los cura, por dónde entran, qué día, a qué hora, para que más de un millón de personas que asisten como público los conozcan”.
Marita aprendió en el trabajo diario todo sobre los animales que representan el campo argentino. Hoy sabe distinguir las razas y sus características. “Me encantan los animales, aprendí mucho de su manejo y cuidado. Los respeto y los cuido, pienso en todo lo que necesitan y me ocupo de su estadía de la mejor forma que puedo. Cuando se arman los boxes o los caminos por donde van a pasar, pienso en su bienestar”.
Es tal su compromiso con el tema que promovió la creación de un servicio con diez veterinarios durante la muestra. “Cuando entré había un doctor cuyo maletín de cuero estaba en custodia en mi oficina, así que yo lo asistí muchas veces. Había que llamarlo por teléfono, en una época en que no había handys”, recuerda y cuenta que hasta llegó a asistirlo en un parto.
Marita destaca que fue mérito propio el crecimiento que logró dentro de la SRA. “Cuando entré, no sabía nada, no conocía nada del campo, no podía distinguir entre las razas de los bovinos, ni una oveja de una cabra, pero con ganas de aprender y de perfeccionarme y de saber siempre más de lo que me corresponde fui creciendo; siempre hice más cosas de las que me correspondían y la Sociedad Rural me dio la oportunidad”. Además dice que logró tener el don de brindar seguridad, una característica fundamental en un ámbito donde se trabaja con tantos rubros e imprevistos posibles.
Actualmente también se desempeña como Gerenta de Operaciones y Servicios. En esa área se dedica a mejorar la eficiencia de los servicios de la SRA, que entre otras tareas lleva los registros de propiedad y genealógicos de los animales de pedigrí de todo el país, por encomienda del Gobierno de la Nación desde sus inicios.
Tradicionalmente, la SRA ha sido un ámbito dominado por los hombres. Aunque se han producido algunos cambios en la entidad en los últimos tiempos. Su Comisión Directiva, que históricamente fue integrada por varones, hoy tiene un 10 por ciento de sus lugares ocupados por mujeres. No obstante, en el resto de las áreas siguen siendo mayoría los varones. Al respecto Marita afirma: “Yo manejo hombres, tengo una personalidad muy fuerte, tal vez me acusan de ser muy seria y de imponer respeto. Yo estoy para decir que no a todo: mi función es hacer respetar a rajatabla tiempos, reglamentaciones y disposiciones; aprendí a no ser flexible y eso hace que hoy me maneje de igual a igual con los hombres”.
“Me respetan; trato por igual a todos, desde la persona que limpia hasta quien es dueño del campo más grande. Y soy de la gente que si no veo que hacen la tarea la hago yo misma, si no me abrieron el paso que pedí para que pasen los animales voy yo, agarró el fardo y lo hago”, dice decidida y acostumbrada a dar órdenes claras para que todo funcione perfectamente.
“Empecé sin saber nada y aprendí tanto… Hoy estoy satisfecha por el camino recorrido, logré hacerme un lugar respetable, los directivos de esta institución me escuchan y me consultan”, confiesa Marita, a modo de conclusión, al analizar su carrera de más de treinta años.