María Verónica es procuradora, abogada y escribana graduada de la Universidad Nacional de Tucumán. Vive en San Miguel de Tucumán, pero todos los días trabaja en el Juzgado de Paz con sede en Delfin Gallo, Cruz Alta, una localidad cercana a la capital de la provincia.
Cuenta que tardó un poco más de lo esperado en recibirse porque fue mamá muy joven, sus primeras experiencias laborales fueron en un estudio jurídico, luego completó sus estudios como escribana y logró trabajar en una escribanía hasta que ingresó en el Poder Judicial de Tucumán.
Hoy se desempeña como prosecretaria (cargo previo al juez) en uno de los Juzgados de Paz que funcionan en la provincia de Tucumán. Estos órganos de administración judicial se encargan de atender faltas provinciales, causas vecinales, dan cumplimiento a órdenes que emiten jueces: notificaciones, oficios, embargos, constataciones, desalojos y realizan autorizaciones de viajes escolares para niños, niñas y adolescentes. Certifican firmas, documentos y fotocopias, realizan declaraciones juradas y el trabajo de registro civil.
Pero lo importante es que en la mayoría de los casos es un primer acceso a la Justicia para muchas personas que viven en zonas rurales o alejados de los grandes centros judiciales de la ciudad. María Verónica destaca que su juzgado “permite y garantiza el acceso a la Justicia a la gente más vulnerable, alejada geográficamente del centro de la capital de San Miguel de Tucumán”. Si bien es una dependencia de pocos integrantes, 8 personas trabajan a diario, su labor es continua, y tienen muy claro que el objetivo es mejorar la vida de las personas de la comunidad. Trabajar en esa parte de la provincia le abrió un panorama muy distinto, desde lo social y personal, del que venía acostumbrada: “llegué a conocer otras realidades y a mirar con otros ojos, uno no puede medir con la misma vara todas las vidas”, asegura esta prosecretaria.
¿Qué casos llegan a un juzgado de Paz?
Llega de todo porque somos el primer acceso que tiene la persona a la Justicia, es la primera puerta, el problema judicial de la gente llega, así como cuando la herida recién se produce, ahí estamos nosotros, y como es gente muy vulnerable a veces no conoce cuáles son los derechos que tiene, entonces también tenemos un trabajo más bien pedagógico y es importante darnos de una manera más amigable y más directa y sin tantos tecnicismos, ni siquiera en el lenguaje. Tenemos muchos casos de violencia de género, que en la provincia de Tucumán hay mucho que resolver todavía. Se está trabajando en eso, ahora tenemos un Código Procesal de familia, entonces nos estamos capacitando en eso. También se ven muchos donde se encuentran involucrados niños, niñas y adolescentes, y en la pandemia se han elevado los casos de violencia contra la mujer y problemas de vecindad o de la comunidad.
En el caso de violencia de género, ¿cómo es el primer acercamiento y cómo sigue el proceso?
Acá en Tucumán los Juzgados de Paz se dividen en juzgados legos y letrados, como el nuestro, estos son los que tienen ciertas competencias, entre ellas es poder recibir una denuncia de violencia desde el inicio, con la declaración de la víctima, nada más, porque la ley nos da esa posibilidad. Tomamos la denuncia, sacamos la medida cautelar de urgencia, inmediatamente lo trasladamos al Juzgado de primera instancia que corresponde por jurisdicción y ya de ahí va al Juzgado de Familia con el juez competente que se encarga del resto del proceso. Pero la medida ya está tomada. La denuncia en comisaría también la pueden hacer, es otra de las opciones para las víctimas.
¿En qué casos pueden dictar sentencia?
En casos de violencia de género o doméstica, o violencia entre vecinos, hay muchos inconvenientes de esa índole, entonces realizamos mediaciones, en mi juzgado todas somos mediadoras así que realizamos mediaciones comunitarias y muchas cosas se arreglan en el lugar ni siquiera hay que judicializarlo. Como es gente muy vulnerable, hay mucha pobreza, por ejemplo, los alimentantes son jornaleros, trabajan en la cosecha de la frutilla, entonces determinamos en la sentencia alimentos provisorios con una cuota alimentaria mínima que la depositan en el Juzgado contra recibo o que la mamá pueda ir a la despensa a sacar la mercadería que precise. Se adecua la decisión a la realidad de la gente, de esta forma se vuelve operativa la decisión del juez, se le garantiza un verdadero acceso a justicia, adecuando tal decisión a la vida de los involucrados.
¿Entonces realmente resuelven situaciones?
Hoy con el Código Civil nacional y con las leyes que hay en familia se da el campo para que el juez pueda trabajar estas cuestiones y determinar este tipo de órdenes que hagan operativa una sentencia. Acá no tenemos banco y si los mandamos a otra localidad donde hay banco no tienen dinero para el ómnibus entonces en ese caso escribiríamos una sentencia que no va a ser operativa que no se va a cumplir, así no les das acceso a la Justicia.
¿Cómo fueron tus inicios en este Juzgado de Paz, qué problemáticas notás que se han incrementado en estos 10 años de labor?
La experiencia es muy distinta que el palacio y que la Capital, en Delfin Gallo la gente es tan diferente, es hermosa, cuando entré a trabajar aquí me di cuenta de cuántas realidades existen en la vida y hasta que no las vivís de cerca no las valorás. Nosotras enseñamos y ellos nos enseñan a nosotras. Cuando entré a trabajar en el 2012, la gente vivía con la puerta abierta, no había robos, ahora ha comenzado a inmiscuirse la cuestión delictiva a razón de la droga en los adolescentes, el paco. Nos llegan controles de legalidad de internaciones involuntarias y casi todas son por consumo. Vemos que ha aumentado la violencia de género, si bien hay mucha legislación y se hacen un montón de cosas al mismo tiempo los casos van subiendo, pero hemos llegado a la conclusión que el problema es que la violencia no está tipificada penalmente como un delito, entonces termina quedando en el juez civil de familia y no avanza, así la persona violenta no tiene el tratamiento adecuado, descree de la Justicia y se sigue violentando.
¿Qué caso difícil o bisagra te tocó llevar adelante?
Hay una causa que viene desde el 2017 donde nos ordenaron institucionalizar a 4 hermanitos, esos chicos iban al Juzgado a pedir, desde que el más grande ni llegaba a la ventana del Juzgado, ha sido un caso donde se ha trabajo mucho desde todos los organismos: la Dirección de Niñez, el gabinete de trabajadores sociales y los psicólogos, la Justicia de Familia, fue un trabajo interdisciplinario muy bueno. Pero lamentablemente, han sucedido ciertas cosas, y como a los chicos los conozco desde pequeños, la verdad que sentí bastante angustia, que me llega en el momento, y digo le voy a pedir a la jueza que me saque de acá, pero al otro día me calmo y digo “no puedo abandonarlos”. Por eso es importante hacer un trabajo interno de cuidarse uno mismo porque te tenés que brindar, y en la Justicia de Paz nos brindamos más que lo legal, o sea, vamos más allá.
¿Qué característica hay que desarrollar para este trabajo que llevás adelante?
La empatía de verdad y lo principal es que todos coincidimos en que la Justicia es un servicio al otro. Sentir que realmente brindás un servicio, eso es lo que hace falta, si sólo lo que te mueve es el sueldo estás en el “horno”, el sueldo viene por añadidura, lo otro te tiene que nacer.
¿Cuáles son los momentos más satisfactorios del trabajo?
Me viene a la mente el mismo caso que te conté de los chicos institucionalizados, una de las chicas estaba en una audiencia y yo estaba de licencia y ella pedía por mí, eso tiene un valor inmenso. Ver crecer a estos niños y niñas, al tiempo que a veces existen cosas que angustian, muchas otras veces es alentador. También que mi jueza y compañeros valoren mi trabajo o la gente que me saluda cuando salgo a hacer un informe. Lo que más deseo es poder dejarle algo bueno a la gente.
¿Desde tu experiencia laboral cuáles considerás que son los puntos urgentes a mejorar en el funcionamiento de la Justicia?
Creo que hay que hacer hincapié en la charla interpoderes porque veo que al momento de ejecutar o cumplir una medida judicial muchas cosas quedan vacías. También abandonar los tecnicismos jurídicos tanto en la atención como en la sentencia, a la gente le llega una cédula y no sabe si la están demandando o si es heredero, no sabés nada. Y para las audiencias con niños, niñas y adolescentes creo que es necesaria la presencialidad, al niño hay que tomarle la audiencia mientras está jugando, ese es su testimonio.
El trabajo de María Verónica no termina en el ámbito propio del Juzgado de Paz de Delfin Gallo, además, junto a otros integrantes del juzgado, brinda charlas en escuelas y en instituciones de la comunidad a chicos, docentes, mamás y papás, con el objetivo de prevenir y complementar la labor de la Justicia.
María Verónica señala que se capacita constantemente “es un estilo de vida cuando te comprometes con esto”, su crecimiento profesional en ese ámbito ya casi está en su tope, por eso aspira, en algún momento, a concursar para trabajar en un Juzgado de Familia.