Valeria es médica especializada en oncología, y actualmente se desempeña como Jefa del Departamento de Oncología Clínica del prestigioso Instituto Angel H. Roffo. Desde hace 30 años, atiende a mujeres que sufren alguna clase de tumor femenino: cáncer de ovarios, de útero, o de mama. Con dedicación y empatía, su vida profesional creció entre el estudio, la investigación, la prevención y la atención de pacientes con cáncer.
El objetivo principal de Valeria, como médica oncóloga, es aquel de alcanzar la cura de sus pacientes; en otros casos, se trata de buscar que vivan la mayor cantidad de tiempo posible con la mejor calidad de vida posible. Recibida en el año 1989, comenta que desde aquel entonces, tanto los progresos científicos y tecnológicos como la relación médico-paciente y la percepción del cáncer como enfermedad incurable han cambiado mucho.
“Hoy por hoy, el oncólogo no es sinónimo de muerte; antes, ir al oncólogo era estar condenado, y cáncer era una palabra prohibida”, señala Valeria, quien recuerda que sus primeras pacientes llegaban rodeadas de familiares que le hacían señas para que no les comunicara la verdad de su enfermedad. De hecho, los avances terapéuticos y el advenimiento de nuevas estrategias han cambiado y revolucionado los tratamientos oncológicos de manera tal que se es posible cronificar la enfermedad. “Hay casos de tumores muy agresivos que hoy tienen sobrevida de 6 o 7 años, y viviendo en buenas condiciones porque hay drogas muy específicas y nuevas terapias”, detalla Valeria.
Al respecto de este cambio en la relación médico-paciente, esta médica cree fervientemente que “uno tiene derecho a saber y a conocer sobre su salud”. Así es como hoy se sienta frente a la paciente y contestan todas sus dudas, les plantea el tipo de enfermedad que tienen, el tipo de tratamiento, las alternativas terapéuticas y en qué estadío de la misma se encuentran. También les explica que las enfermedades avanzadas se han cronificado y que pueden vivir muchos años con una buena calidad de vida. “Contestamos todo lo que nos preguntan”, cuenta Valeria, en un tono que comunica paciencia y firmeza a la vez.
Como especialista en tumores femeninos Valeria señala las últimas cifras en Argentina: el 33 % de los cánceres femeninos corresponde al de mama, el cual, detectado precozmente, sin afectación de ganglio, y con un estadio 1, en más del 95% de los casos se cura. Por otra parte, lamentablemente los cánceres de ovario o de útero se siguen diagnosticando, por ahora, en estadíos avanzados. “Los tumores ginecológicos o femeninos son muy frecuentes, por año tenemos en Argentina 2.500 casos de cáncer de ovarios, 4.500 de cuello uterino, y 20.000 de mama”.
Valeria agrega que se trata de una patología desafiante, porque la mujer es madre, trabaja, es esposa, tiene grandes responsabilidades, y, por sobre todo ello, tiene una enfermedad sumamente frecuente: en Argentina, una de cada 8 mujeres va a tener cáncer de mama. Sin embargo, la adherencia a los controles para detectar el cáncer de mama no es alta. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Argentina sólo el 40% de la población femenina se realiza la mamografía anual. “La mamografía es un estudio que hay que hacerse toda la vida”, aclara Valeria.
El lugar donde actualmente se desempeña Valeria, el Instituto de Oncología Angel H. Roffo –el cual depende de la Universidad de Buenos Aires-, constituye el principal centro médico oncológico del país, y recibe pacientes de todo el territorio nacional y de países limítrofes. Las consultas por tumores femeninos ascienden a 1500 mensuales. Valeria destaca que una de las labores a las que ella dedicó mucho trabajo fue la de desarrollar las especialidades; es así como el Instituto Roffo es, hoy por hoy, el único hospital público que atiende oncología por especialidad. Es posible encontrar siete unidades funcionales, y “tumores femeninos” es la más grande de todas ellas.
Precisamente, esta Unidad Funcional de Tumores Femeninos nació en 2012. En el año 2015, ganó el concurso para encabezar el Departamento de Oncología Clínica. Por otra parte, Valeria es Directora de la Carrera de Especialista de Oncología en la Universidad de Buenos Aires, y se ocupa de diseñar los programas de las materias, dar algunas de las clases, tomar exámenes y corregir los trabajos finales.
Antes de ocupar el cargo que hoy tiene en el I. Roffo, lugar donde hacía muchos años había realizado su residencia, Valeria se desempeñó como Subjefa de Oncología del Hospital Francés; también, en la industria farmacéutica para un laboratorio internacional, donde ocupó la gerencia médica de tumores femeninos; y, en los últimos años, fue directora médica de una empresa dedicada a la investigación clínica, estando a cargo de proyectos en materia oncológica a nivel mundial. Sin embargo, siempre mantuvo la parte asistencial, ya que continuó y continúa atendiendo en su consultorio.
Al respecto de su vocación, Valeria cuenta: “Estudié medicina para ser oncóloga, un poco a partir de la historia de un tío que sufrió la enfermedad y, por proteger a su familia, se trató sin contarlo a nadie, y porque durante la residencia universitaria cuando visitábamos a los pacientes se solía señalar ‘éste tiene cáncer, no hay nada para hacer’, y eso me daba una impotencia enorme; yo pensaba: ‘voy a intentar, al menos, mejorar la calidad de vida, que no tengan dolor o sufrimiento, o prolongar el tiempo que puedan vivir sin que su enfermedad progrese’”.
Reconoce que la vida de médico es muy sacrificada. “Estás permanentemente pendiente de tus pacientes, y en esta especialidad llegas a ser parte de la familia del paciente, porque nos consultan mucho; lo gratificante es cuando podemos tener un mensaje esperanzador. Cuando ves los estudios y se achican las lesiones te ponés igual de contenta que la paciente, pero me afectan mucho los casos de pacientes muy jóvenes que vienen con su bebé y la enfermedad”, cuenta.
En el futuro cercano, Valeria estará viajando próximamente a Suiza con el objetivo de realizar una exposición en una reunión de expertos. De los 8 médicos invitados, ella es la única mujer y única representante de Latinoamérica.