Noel es instructora de manejo especializada en ayudar a aquellas personas que sufren amaxofobia, se trata de un miedo irracional e injustificado a conducir. A Noel siempre le gustó manejar, y antes de dedicarse de lleno a esta actividad enseñaba a su familiares o conocidos a conducir, hasta que decidió formarse como coach ontológico para encarar situaciones más complicadas a la hora de estar frente a un volante.
La pandemia fue el puntapié para lanzar el proyecto Noe al Volante, actividad que en menos de dos años creció increíblemente, hoy Noel tiene la agenda completa de alumnos. Antes Noel se dedicaba a la organización de eventos, tuvo una cadena de creppes y hasta un fulltrack de comidas que llevaba a eventos gastronómicos.
“Comencé enseñando a manejar a los hijos de mis amigas, siempre me gustó conducir y tengo mucha paciencia. Entonces me dijeron que lo que estaba haciendo no se encuentra en todos lados, así que ahí conocí lo que era la amaxofobia y me preparé para afrontar esas situaciones emocionales con las herramientas del coaching”, cuenta Noel que además se formó como instructora de manejo en el ACA.
Sus clases fusionan el coaching con la instrucción en manejo y está abocada principalmente a brindar capacitación a personas que sufren de amaxofobia o problemas emocionales muy fuertes que no le permiten aprender a conducir o volver a estar dentro de un auto, muchas ya tienen el registro y por alguna razón dejaron o no se animan a manejar cuando salen a la calle.
El universo de sus alumnos es muy variado, desde adolescentes y sus primeras experiencias automovilísticas hasta mujeres de todas las edades. “Tengo alumnas de más de 30 años, la mayor tiene 65 y es su asignatura pendiente, viene muy maltratada por el machismo de su familia y con la creencia de que no podía conducir, ella me dice que no sabe si va a manejar a diario, pero ya estar aprendiendo es un sueño cumplido”, explica Noel.
Y agrega: “Todas las mujeres que vienen aprender, vienen por algo, con historias diferentes, que emocionan, de mi parte es un desafío personal que ellas logren sus objetivos, desde una chica de 36 años que quedó viuda con chicos pequeños y su necesidad de aprender a manejar, hasta una joven que sufrió un abuso dentro de un auto y no puede volver a subirse, o una chica muy jovencita que en un accidente automovilístico perdió familiares. Yo me pongo en su lugar y hasta no lograrlo no paramos”.
¿Cómo es su rutina y dinámica de trabajo?
Trabajo de 8 a 9 horas de lunes a lunes. Arranco todos los días a las 8 am, me dirijo al punto de encuentro que tenemos con las alumnas. De ahí comenzamos con la dinámica de la clase. Si es una primera clase hacemos una charla previa, donde escucho sus experiencias y sus necesidades. En base a lo escuchado voy armando la dinámica de las clases. Mucha gente toma clases los fines de semana y feriados también.
¿Cómo fuiste elaborando y llegaste a concretar esta actividad laboral?
El proyecto empezó cuando yo misma comencé a conducir, y me di cuenta que los hombres no tienen paciencia, no son tolerantes, cuando tienen que enseñarles a sus mujeres, mamás, novias o hijos. Y yo quería hacer algo diferente, no quería enseñar a poner primera y arrancar. Las personas son únicas, cada una de ellas trae una historia y vivencia diferentes entonces no se les puede enseñar a todas de la misma manera. Hay un montón que van a aprender a una autoescuela, pero después en la calle no pueden hacerlo, no pueden enfrentarlo. Al descubrir esto dije: las mujeres necesitan que alguien confíe en ellas, las empodere, las motive les de seguridad para poder cumplir su meta. Para mí siempre fue terapéutico conducir, después de una situación en mi vida que me obligó a volver a empezar, me di cuenta que cuando uno busca adquirir nuevas habilidades ya sea haciendo un taller o un curso, son muy pocos los lugares donde lo hacen teniendo en cuenta que somos personas integrales, me refiero a que tenemos una parte valórica, social, emocional, mental, física, individuales con diferentes realidades, no se puede enseñar de manera general o como nos decían en algunas ocasiones, los problemas los dejamos afuera y acá venimos a aprender. Me di cuenta que aprender siempre es un entrenamiento constante de todas las habilidades que quiera sumar a mi vida y para eso se necesita que sea personalizado para además de adquirir aquello que quiero aprender en pos de obtener calidad de vida.
¿Cómo te preparaste para realizarlo?
Estudié mucho sobre quiénes somos y cómo logramos nuestros objetivos a través de las adversidades que se nos presentan en el camino de la vida, la importancia de ser resilientes frente a lo que nos sucede y entender que hay personas que lo son naturalmente y otras que necesitan aprender a serlo, me puse en contacto con Marisa Moyano una psicoeducadora en salud mental que trata todo el espectro ansiedad, depresión, que incluye las fobias y el estrés postraumático, (esto siempre fuera de un diagnóstico más agudo donde la problemática exige medicación y otro tipo de tratamiento) donde pude entrenarme y formarme de manera adecuada para realizar mi proyecto.
¿Qué desafío implica aprender a manejar?
Implica un desafío para con nosotros mismos, se pone en juego la perseverancia, la voluntad y las ganas de enfrentarlo día a día, que es todo un esfuerzo para el que transita una amaxofobia, y para mí que continúen adelante y verlos como van logrando los objetivos entendiendo que la responsabilidad es intransferible, tanto la mía de acompañar en el proceso como la de ellos con ellos mismos sosteniéndolo en el tiempo es todo un desafío y un gran logro.
¿Qué te reconforta de este trabajo que realizás?
Mis victorias están en los resultados, poder ver como llegan asustadas/dos con la creencia de que no van a poder conducir y el registro guardado en la billetera sin animarse a largarse y verlos como de a poco van obteniendo confianza y van logrando el propósito de poder hacerlo es realmente gratificante, ahí está la victoria de todo mi trabajo y esfuerzo.
¿Qué cualidades crees que tenés o desarrollaste para realizar tus tareas profesionales?
Todo fue un desafío, tuve que reinventarme, le di prioridad y me enfoque primero en desarrollar la escucha activa, en entender al otro cuando la otra persona se comunica y me habla de lo que le pasa, poder tener mis sentidos bien despiertos para una buena observación. Aprendí en el proceso muchas herramientas para transmitirlas que me las tuve que apropiar y aplicar a mi propia vida, como adquirir el hábito de relajarnos
–aunque parezca o suene fácil– o aprender a respirar correctamente para evitar hiperventilar, entre otras cosas. También a analizar el sistema de creencias y poder, a partir de ahí, reestructurar el pensamiento, poder identificar las distorsiones cognitivas, qué nos decimos, identificar y gerenciar nuestras emociones son todas herramientas que utilizamos para poder afrontar los obstáculos para obtener nuestro propósito y una buena calidad de vida, porque si bien mi tarea está enfocada en el manejo también brindo herramientas que nos sirven para la vida.
¿Ser mujer fue una barrera para desarrollar su trabajo?
No, todo lo contrario, la verdad es que ser mujer juega un buen papel en el desarrollo de mi trabajo ya que las mujeres se sienten más cómodas y vienen muchas veces enojadas con sus maridos, padres o hermanos que quizás no llegan a comprenderlas.
¿Cómo se da la relación con sus colegas hombres?
Un colega hombre al verme en acción me dijo: “La verdad admirable lo que haces, chapeau para vos”.
¿Cómo crees que lo que haces impacta en la comunidad?
Creo que es una toma de conciencia hacia la responsabilidad que lleva estar frente al volante, no solamente como conductor sino como persona adquiriendo los valores necesarios para enfrentar ya sea los miedos que van surgiendo, sino que también para una mayor responsabilidad frente a preservar la vida y los cuidados.
¿Qué desea alcanzar con su trabajo?
Conductores responsables que no le teman al volante, cuando el miedo paraliza y no podemos realizar una actividad que quisiéramos perdemos calidad de vida, todos los obstáculos deben ser superados para un buen desarrollo en cualquier cosa que queramos alcanzar, siempre mirando para adelante y, con la ayuda adecuada, hacerlo posible.
Noel se autodefine como perseverante y resiliente, dos características fundamentales para llevar adelante su profesión. Se la nota entusiasmada con su trabajo y está convencida de que cualquier persona puede aprender a manejar. Para eso sostiene que es fundamental cambiar los pensamientos negativos, y sabe que lo que hace no se encuentra en las autoescuelas, “sacarse el miedo no lo enseñan”, explica. Y recomienda: “si querés manejar hay que entrenar, una vez que logramos superar el miedo el proceso continúa, hay que entrenarlo todos los días, siempre aconsejo cuando terminan las clases conmigo salir a manejar con alguien que les transmita tranquilidad y sino ir sola, ya tienen el registro y están avaladas”.
Actualmente está armando una serie de talleres presenciales y online, que a través de diferentes plataformas: web y redes sociales, le permitirán llegar a más personas y lugares. Ha recibido una gran demanda de sus servicios de varios lugares del interior del país. “Mi sueño es llegar a la mayor cantidad de mujeres posibles que necesitan empoderamiento, que alguien confíe en ellas y las ayude, muchas ni saben que tienen este trastorno, y hay un porqué del miedo, cuando uno lo reconoce puede empezar a trabajar sobre eso”, subraya.
“Yo siempre les digo no puede ser que un volante te gané, hay tantas adversidades y dificultades enormes en el mundo, superaste tantas cosas y no vas a poder superar un estado de ansiedad que provoca ese miedo a manejar”, explica Noel, que resalta en todo momento la independencia y libertad que genera saber conducir.