Desde hace diez años, Marcela es miembro de la Academia Nacional del Tango. De sus 40 miembros, apenas cinco son mujeres. La Academia fue creada en 1990 con el objetivo de recopilar, estudiar y difundir el tango y sus expresiones como patrimonio cultural.
Marcela se dedica particularmente a estudiar e investigar el lugar y el rol de la mujer en la poética del tango.
Cuando la nombraron en la Academia, en 2007, había solo dos mujeres entre sus integrantes. Más de diez años después, la presencia femenina sigue siendo muy reducida. “Eso habla del lugar que todavía ocupa la mujer, está a la vista, porque existen muchísimas mujeres que hacen y han hecho a la historia del tango", cuestiona.
Marcela no se limita a la investigación. Además, elabora estrategias de divulgación y difusión y trata de generar espacios y concretar producciones académicas. Para llegar a ese puesto honorífico en la Academia, que se ocupa de por vida (mientras cumpla el reglamento), esta psicopedagoga también cursó la Maestría en Administración de la Educación y se especializó en políticas educativas. “Me gusta decir que mi berretín es mi trabajo en la Academia Nacional de Tango y sus lógicas que son muy diferentes a las del trabajo formal de educadora”, explica. Fue su experiencia en educación lo que la motivó a crear dentro de la Academia, una materia llamada La psicopedagogía y el tango. “Nunca dejé de ser psicopedagoga, todo mi trabajo y enfoque parte de los procesos de enseñanza y aprendizaje”.
La pedagogía poética es su fuente de motivación. “El tango habla del amor en los distintos momentos de sus cien años de historia, entonces yo defino a mi trabajo como una labor de escucha dentro de los procesos de enseñanza-aprendizaje poniendo foco en la transmisión”, cuenta. Y agrega: “Un lenguaje es popular porque se crea en la calle pero después deja de serlo cuando pasas a ser sistematizado académicamente para leer una partitura o ejecutar un instrumento”.
El rol de las mujeres en la poética del tango la inquieta. Por eso decidió estudiar e investigar el lugar y los cambios de la participación femenina a través del tiempo. Considera que el tango es una construcción cultural en permanente movimiento y que el rol de las mujeres no podría ser inerte. “La perspectiva de género que siempre intenté darle a mi trabajo en la Academia es atender a la igualdad de oportunidades, escuchar, interrogar, reflexionar acerca del lugar de la mujer en el tango. Es decir, complejizar las relaciones establecidas”, explica Marcela.
Antes de llegar a la Academia, Marcela estuvo a cargo de la Coordinación Pedagógica del Conservatorio de Música de Estilos Tangueros Argentino Galván, una institución creada por idea del poeta y maestro Horacio Ferrer. Allí se transmitían por primera vez los estilos del tango con un formato pedagógico, a partir de sistematizar los estilos que siempre fueron aprendidos en la práctica orquestal. También se creó la primera carrera de “arreglador” de tango. Hoy ya existen varios conservatorios y organizaciones que transmiten ese saber.
De todos los proyectos internacionales que se llevaron adelante desde la Academia se destaca especialmente el trabajo que se concretó con Finlandia, país que tiene un tango que le es propio, cuenta. En Finlandia hay una apropiación del género pero con un discurso diferente en sus letras; así han logrado una estética finlandesa. A través de un convenio entre la Universidad de Ostrobonia y la Academia Nacional, los finlandeses vienen a Argentina a aporteñar la estética y el sonido de sus tangos.