Karina es consultora en protocolo internacional, ceremonial corporativo e imagen pública. Hace 22 años dirige el Centro de Diplomacia que lleva su nombre y tiene sede en Recoleta, Ciudad de Buenos Aires.
Egresó de la Escuela de Protocolo de Washington y durante los últimos treinta años ha trabajado, tanto en la Argentina como en los Estados Unidos, en actividades vinculadas a las relaciones públicas, la imagen, la etiqueta corporativa y el protocolo diplomático.
Con casi tres décadas de experiencia profesional en el área ha asesorado a gobernaciones, primeras damas, bodegas, hoteles de lujo y distintos contextos que requieran de su experiencia internacional. Del 2016 al 2019 fue responsable de las Relaciones Institucionales del Teatro Colón.
Karina señala que su trayectoria profesional es tan nutrida como compleja por la cantidad de experiencias que ha organizado: “desde traer un astronauta de la NASA a Argentina hasta dirigir el protocolo del Teatro Colón, ahí nos tocó acompañar en la coordinación de la escena de la Cumbre del G20 que se realizó en Buenos Aires en 2018 con 20 jefes de Estado. He estado como columnista de radio con los más prestigiosos periodistas argentinos como Jorge Lanata y Antonio Laje”. Hoy es referente del tema, los medios la convocan a nivel nacional e internacional cuando sucede cualquier situación protocolar, por ejemplo cuando fallece una reina o abdica un rey.
Por otro lado, tiene una intensa actividad pedagógica a través de cursos y talleres que brinda en su Centro de Diplomacia, incluso, organiza cursos de protocolo para niños. Además, actualmente es miembro y directora de actividades pedagógicas de la Organización Internacional de Ceremonial y Protocolo (OICP).
Junto al psicólogo, Eduardo Chaktoura, son autores del libro ¿Qué ves cuando te ves?, un manual de autoestima donde encontrar las herramientas necesarias para sentirse mejor por dentro y por fuera. Allí Karina revela sus conocimientos sobre imagen para alcanzar una armoniosa relación con el espejo, encontrar el estilo personal y armar un guardarropa inteligente.
Karina cuenta que no fue fácil hace 30 años encontrar lugares para formarse de manera académica en esta especialidad: “recién ahora te diría que hay a nivel internacional, a través de las organizaciones de cada país, centros donde se puede estudiar ceremonial y protocolo”.
¿Cómo fue tu trayectoria y formación hasta alcanzar la experiencia que hoy tenés en la materia?
Ingresé a la cancillería a mis 21 años, pero tenía una formación académica distinta, había estudiado diseño gráfico. Y la verdad es que cuando ingresé a la Cancillería me enamoré de esta disciplina de orden y de formas, aprendiendo ahí a trabajar. Después me casé con un diplomático y en el primer traslado que fue a Estados Unidos, en Houston, comencé a estudiar en la escuela del Hilton, de hotelería, la materia ceremonial y protocolo, y también imagen. Después en el Community College todo lo que era relación protocolar, luego viajé a Washington a estudiar en la Escuela de Protocolo de Washington. Ya cuando regresé a la Argentina, siempre traté de capacitarme lo más que pude. Como dice el maestro Juan Carlos Pallarols: “quiero morir siendo aprendiz”. Estudié vinos, bebidas y protocolo. Continuamente uno se está formando. Ahora estamos aprendiendo marketing digital y todo lo que conlleva eso, la relación del ceremonial con las redes sociales.
¿Qué ejemplos hay en la historia de errores protocolares o ceremoniales que hayan perjudicado una negociación o acuerdo político importante?
Muchísimos. Desde un jefe de protocolo de Clinton que lo mandó a la India con un regalo que era un portarretrato de cuero de vaca y la vaca es sagrada y vos la mataste, le hiciste marco y se la llevaste de regalo. Eso fue un caos. El ex presidente de Bolivia, Evo Morales, que le llevó al Papa de regalo también una cruz que era arte, según él, una fusión del símbolo del comunismo con la cruz. Y el Papa no la quiso ni tocar, ni agarrar, y se indignó por el regalo. O alguien que pueda comer en el mundo árabe con la mano izquierda porque es zurdo y es fatal y ahí se acaba cualquier tipo de negociación, porque la mano izquierda es la mano que es considerada sucia, es la que utilizan para el aseo personal. En determinados países al ladrón le cortan la mano derecha para que no se vuelva a sentar a una mesa. Entonces, imaginate la importancia de saber comer o con qué mano comer, porque ellos no utilizan cubiertos. Hay muchísimos errores protocolares en la vida de la gente, te dediques a lo que te dediques, podés meter la pata.
Mucha gente habla en desmedro del protocolo porque lo consideran superficial ¿Qué argumentos tenés para que cambien de opinión?
La gente tiene un concepto errado de estas disciplinas de orden y de formas, que lo único que aspiran es darte seguridad para moverte en cualquier ámbito y también entender cuándo te tomas la licencia. Por ejemplo, el presidente Mauricio Macri con la reina Leticia y el rey Felipe, sus majestades de España, en el primer banquete oficial representando a la Argentina, da un discurso, por cierto, no supo los tratamientos protocolares y dijo: querido rey, y se dice su majestad, era una gala, había que cumplir con la forma. Y cuando termina, pide un brindis, que todo el mundo alce la copa, y empieza a agarrar su copa que es la derecha, agarra la otra y la reina lo reta y dice: no, no, presidente, esa es mi copa, y él dice: ay, perdón, me equivoqué, y después termina golpeando, haciendo chin chin, todo lo que no se debe hacer en un brindis protocolar. Ahora, a fin de año, por supuesto que uno brinda, golpea las copas, dice: chin chin, salud, cheers, en el idioma que quieras, pero a nivel oficial y a nivel Estado quedamos horrible con un presidente que no sabía cómo brindar, cuál era la copa que le correspondía, por ahí no prestó atención. Pero desde un simple brindis que uno cree que es algo correcto, hasta una Melania Trump que después del primer aviso que llegaba la pandemia, que iba a ser muy difícil, que iba a haber muertos, sale vestida de luto, error, porque vos tenés que dar un mensaje de esperanza, no de cantidad de muertos, y ella se coloca mal con respecto a su símbolo patrio, ella se coloca en el lugar del símbolo, eso sale en Instagram miércoles y el viernes nuestra primera dama, Fabiola, la copia, parándose al revés y vistiéndose de negro. Ante el desconocimiento vos cometés errores, por eso el dicho de “donde fueras haz lo que vieres” no es tan así, por ahí estás copiando a alguien que está haciendo las cosas mal y cometés los mismos errores.
¿Y hay conciencia de esto en nuestro país?
Sí que hay conciencia, por supuesto. Hay una oficina de ceremonial y protocolo en la Casa Rosada, en la Cancillería, y después los ministerios tienen sus direcciones de ceremonial y protocolo. Son disciplinas que cuidan el orden y las formas.
¿Cuándo y cómo llegaste a ser una referente en los medios de comunicación de estos temas?
Chiche Gelblung me convocó para la transmisión en vivo de la asunción de Felipe y Leticia a partir de ese momento no paré. En 2005 empecé en la radio como columnista diaria del programa de Antonio Laje en FM Blue, estaba todos los días y ya después pasé a Radio Mitre, después estuve dos temporadas con Jorge Lanata, la última fue el año pasado. También he pasado por ejemplo por las artes, he trabajado en obras de teatro, mano a mano con el director, ayudándolo para ver si hay errores protocolares. En la obra Amadeus, por ejemplo, no había notado que no se podían retirar de espaldas, dándole la espalda a un rey, y esas cosas fuimos corrigiéndolas, o el tipo de posición de cubiertos en la mesa. Hice la obra La celebración, una telenovela en Canal 7 en algún momento. Realmente los directores no saben cómo ubicar símbolos o determinadas situaciones de la mesa.
¿Estás aprendiendo todo el tiempo? Hay tantas culturas y con ellas reglas y protocolos que debe ser muy difícil conocer todas.
Es imposible por eso hay que rodearse de colegas, donde uno pueda descansar, depende de las especialidades. Por ejemplo, Hernán Iris es un gran colega que yo admiro profundamente, que lo he convocado a mi escuela y me ayuda con las clases, porque es experto en vexilología heráldica, es todo lo que tenga que ver con escudos y banderas. Dentro del ceremonial, protocolo hay especialidades o ramas donde uno es más fuerte que otro y es absolutamente asombroso llamar a un colega para que nos ayude con determinadas situaciones.
¿Desde cuándo y cómo funciona el Centro de Diplomacia que dirigís?
El centro de diplomacia lo fundó Delfina Mitre y el Embajador Jorge Blanco Villalta hace más de 40 años. Yo la conozco a Delfina en mi regreso de los Estados Unidos y ella me ofrece la dirección. Llevo 22 años al mando, llevó el nombre de Delfina Mitre hasta su fallecimiento y ya después el mío porque habíamos acordado eso. Este año en honor del embajador Blanco Villalta voy a dar el curso de ceremonial y protocolo con una especialización en maestros de ceremonias, porque también las personas que están al frente de un acto no saben cómo hacer la locución. Entonces va a tener una rama, un apoyo fuerte para eso.
¿Cómo es el perfil de los alumnos?
De todo. El rango etario es de 19 a 80 y tengo un alumno ahora de 80, que es un sol de persona, es el hijo de una funcionaria de la ciudad de Buenos Aires, un ingeniero que quiere seguir aprendiendo y la verdad que nos honra con su presencia.
¿Por qué razones asisten?
Muchos porque lo necesitan para trabajar, para cambiar de área, porque se ocupan de la presidencia de una empresa, o porque están en recursos humanos, o porque están en marketing, o porque quieren directamente trabajar de ceremonial y protocolo.
El año pasado incorporaste un curso de imagen personal para mujeres de más de 50 años, ¿Cómo te fue?
Es un éxito total, porque no hay una mirada para las mujeres que tenemos más de 50 para reencontrarnos con nuestro estilo, con lo que somos, entonces hay una crisis de valores estéticos muy grande, aquí la argentina cree que porque tiene o siente espíritu juvenil se puede poner la ropa que está diseñada para una chica de 18 que puede ser su hijo o su hija, la realidad es que no, vos podés tener un super cuerpo, podés tener un espíritu juvenil pero podés seguir siendo sexy con determinadas texturas, cortes, largos.
En cuanto al mundo corporativo, ¿qué es lo que más se necesita de tu especialidad?
Ahora estoy capacitando un holding de empresas desde la manera en que ellos se comunican verbal y gráficamente hasta la imagen que ellos quieren reflejar, los regalos corporativos, el diseño de la oficina, si está bien puesta la bandera, si las personas que trabajan ahí sirven correctamente el café, el almuerzo de trabajo, la organización de sus reuniones, es inmenso.
¿Qué es lo que te motiva más de tu trabajo?
Todo desafío me motiva. Si a su vez el desafío tiene que ver con la nación, me motiva porque espero y deseo irme de este mundo viendo que realmente las reglas de protocolo se cumplen a nivel nación. Porque hay que entender que el funcionario es un huésped por cuatro años que tiene mucha responsabilidad y creo que lo más grande es representar, es gobernar y representar y esa representación hasta ahora deja mucho que desear.
¿Y cómo llevas las buenas formas y manera en tu vida cotidiana?
La gente cree que uno no se divierte, que es acartonado. Hago lo mismo que todo el mundo, simplemente con la mirada que sé donde puedo comer las papas fritas con la mano y si me quedo sucio de ketchup chuparme el dedo como cualquier persona lo haría automáticamente. Pero también me siento muy cómoda en una comida protocolar comiendo con jefes de estado. Mi vida es normal pero trato de tener esa elección, hay palabras que adoro como cortesía, amabilidad, armonía y elegancia que significa elegir, entonces trato de elegir cada día cómo presentarme a la vista de los demás, elijo qué comer, cómo comer, en muchísimas ocasiones como con bandeja en la cama, pero que la bandeja sea preciosa y el mejor plato que puedo, la mejor copa que puedo, la mejor bebida que puedo beber y la mejor comida que puedo. Es un concepto de vida.
¿Cómo fue trabajar en la organización del G20?
Fue uno de los hechos más importantes de mi carrera, poder acompañar una logística protocolar inmensa, ser un granito de arena en esa situación tan compleja en seguridad, en imagen, en pulcritud, la verdad es que me siento honrada de haber sido parte de ello. Hice la coordinación del protocolo del Teatro Colón, para que todo eso saliera como el protocolo del G20 lo soñaba y lo quería. Y salió impecable. Christine Lagarde dijo: “todos creíamos que iba a ser un fiasco y yo soy la más veterana de todos los participantes porque llevo 20 en el G20 y este fue el mejor de todos”.