Karina es conductora en la Línea A del subterráneo porteño, el transporte público con más presencia de mujeres al frente de las formaciones. Empezó a trabajar muy joven en el subte, primero en la venta de pasajes, luego fue guarda hasta capacitarse y aprobar todos los exámenes para conducir.
Karina es porteña y hace 24 años que trabaja en el subte, uno de los medios de transportes más requeridos y usados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Como conductora de la línea A su jornada de trabajo es de 6 horas, los siete días de la semana incluidos feriados.
Recuerda que ingresó en el subte en 1994 “en el sector de estaciones como boletera -venta de pasajes- en la línea B”. Ese fue su primer trabajo formal: tenía 21 años. “Fui boletera durante 11 años y medio, luego me desempeñé como guarda otros 9 años, y hace 3 años soy conductora”.
Actualmente conduce una formación de la Línea A en el trayecto que va entre las estaciones San Pedrito y Plaza de Mayo. “En cada formación somos dos personas, guarda y conductor/a, que trabajamos en conjunto. Estamos a cargo de la formación durante el trayecto”, explica Karina.
Dice que lo más complicado de su labor como conductora es la posibilidad de que alguien quiera quitarse la vida y use el subte para ese fin. “Es difícil estar expuesta a la posibilidad de que alguna persona decida suicidarse arrojándose al subte durante el servicio, no es algo que se pueda tomar como natural pero lamentablemente es probable”, señala, muy consciente de las situaciones que se pueden presentar. Pero Karina destaca que disfruta del trabajo.
“Con este trabajo fue transformándose mi personalidad, me siento fortalecida, más extrovertida y con mayor seguridad para emprender lo que sea. Y sobre todo durante estos años tomé dimensión del enorme valor que tiene la organización colectiva en nuestros sectores laborales”, expresa. Es que paralelamente, Karina se desempeña como secretaria de Género de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro.
En las 6 líneas del subteterráneo y el premetro de Buenos Aires hay poco más de un millar de trabajadoras: 300 mujeres que realizan tareas en el área de tráfico, 144 conductoras y 10 maniobristas y el resto guardas.
Karina cuenta que durante “muchos años a las mujeres nos negaron la posibilidad de ser conductoras, viendo nuestras oportunidades restringidas a las tareas de menor remuneración sin posibilidades de ascenso o de mejora en nuestra calidad de vida”. Con el tiempo lograron organizarse y a través de una lucha colectiva, revertir esa situación y entrar en sectores históricamente masculinizados en el subte.
“Creo que las mujeres aportamos mucho a la organización del trabajo, transformando positivamente sus condiciones y haciéndolas más igualitarias. Organizadas logramos romper estereotipos, entendiendo que las mujeres podemos llevar adelante cualquier trabajo”, agrega.
Respecto a sus objetivos laborales, por un lado está dispuesta a continuar con su tarea sindical para lograr condiciones de trabajo más igualitarias para las mujeres y sobre todo, aumentar la participación sindical de las trabajadoras y conseguir que tengan mayor presencia en los lugares de decisión. Por el lado de los proyectos personales, le gustaría finalizar la Licenciatura en Trabajo Social, carrera que inició en la Universidad de Buenos Aires y aún no llegó a completar.