Es paleontóloga especialista en arcosaurios triásicos, que son los ancestros de los cocodrilos. El estudio de esta especie la llevó a viajar y hacer campañas en distintos puntos del Planeta: India, Sudáfrica, Marruecos. Es una de las pocas expertas en el mundo en el tema. Hoy es investigadora independiente del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas-Argentina), coordina el Grupo de Investigación de Arcosauriformes.
Los principales temas de estudio de Julia son la anatomía, la filogenia y la paleobiología de arcosauriformes del Triásico. Es importante señalar que el Triásico es el periodo de tiempo geológico que comenzó antes que el Jurásico, o sea hace 251 millones de años, cuando los continentes estaban todos unidos. Parte de su investigación usa y ha ayudado a desarrollar nuevas técnicas en paleobiología, como la paleohistología, tomografías computadas, morfometría y análisis de elementos finitos.
Julia se recibió de bióloga en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), con orientación en zoología y realizó un doctorado sobre la anatomía, filogenia y estratigrafía de aetosaurios de Sudamérica en la Universidad de Buenos Aires (UBA). “Los aetosaurios son un grupo de arcosaurios. Estos incluyen dos grandes grupos, por un lado: el linaje de los cocodrilos y los grupos emparentados con ellos (como los aetosaurios, rauisuchidos, gracilisuquidos, etc) y por otro, el grupo de los pterosaurios y dinosaurios, con las aves como representantes actuales”, explica entusiasmada sobre su especialidad.
Creció fascinada por el mundo de los animales. Confiesa, aunque “suene feo” que “desde muy joven iba a Mundo Marino a destripar delfines en los laboratorios”. Sus estudios y su profesión la llevaron a vivir en distintos lugares del país y del mundo, aunque hoy su hogar está muy cerca de La Plata, provincia de Buenos Aires, y trabaja diariamente en el Museo de ciencias naturales de esa ciudad. Vivió en Mar del Plata donde fue becada para terminar los estudios de licenciatura, y luego se mudó a Buenos Aires para hacer un doctorado.
En 2007, se trasladó a Múnich, Alemania, con una beca de la Fundación Alexander von Humboldt, para estudiar los reptiles del Triásico de Sudamérica, especialmente el rauisuquio Prestosuchus chiniquensis. También amplió sus estudios en EEUU, India y Sudáfrica.
De regreso a la Argentina, trabajó en la Sección de Paleontología de Vertebrados del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, principalmente en arcosaurios Triásicos del mundo.
Sus primeras campañas fueron en la Patagonia y en la provincia de San Juan. Luego fue invitada a participar en una campaña internacional en Sudáfrica y en Marruecos, también para estudiar el Triásico.
Desde el 2011, Julia se va de campaña una vez por año al Parque Nacional Talampaya, en la provincia de La Rioja, zona del país que se caracteriza por sus importantes yacimientos arqueológicos y paleontológicos. “Una campaña es cara, hay que llevar buen equipamiento, marcar los lugares y luego decidir qué materiales se extraen y cuáles no, para su traslado y estudio”, explica. Ese trabajo de campo implica un mínimo de 15 días fuera de su casa, en los que comparte las 24 horas con compañeros de diversas áreas, además, de dormir en carpa, y soportar las inclemencias climáticas, describe. “Vivís en el medio de la nada”, afirma. Sin embargo, Julia disfruta cada momento de esa experiencia. Cuenta que usan “el mapa viejo de los geólogos en papel, pero también los satelitales, GPS y cámaras fotográficas” y agrega, sobre su actividad, que lo que más le gusta es que no es rutinaria. “Siempre hay preguntas nuevas, no hay un día igual al otro”, señala. “También me gusta la interacción con los compañeros y la gente con la que me toca trabajar”, destaca. Y le resulta maravilloso poder “reconstruir el ambiente de hace 230 millones de años”, a través de su trabajo.
Para el futuro, su principal proyecto es trabajar en la divulgación y publicación de libros “sobre todo para niños, para que entiendan que la paleontología no sólo son dinosaurios”. Además, le gustaría montar una exhibición abierta al público de todos los estudios del periodo Triásico en el Museo de la Plata.
Como asignatura pendiente le queda encontrar triásicos en la Antártida, “un lugar donde, lamentablemente, hay muy pocos estudios del triásico continental”, pero que no descarta visitar.