Ivanna tiene 38 años y realiza el trabajo de mensajería con su moto. Hace trámites, envíos, cobranzas, entregas y retiros de encomiendas. Es un emprendimiento personal que encaró tiempo después de ser despedida de su trabajo anterior, como agente inmobiliaria.
Cuenta que, en ese entonces, estaba embarazada y estuvo algunos años alejada del sistema laboral hasta que su hija cumplió los dos años. ”Me compré una moto y arranqué, no me preparé, fui aprendiendo a medida que fui haciendo”, relata. Y es así como desde hace ocho años que Ivanna se dedica a esta actividad, la cual le permite sostener económicamente a su familia.
Sumergida en un mundo de hombres, tiene buena relación con sus colegas, de quienes dice que “en general, y para mi sorpresa, los compañeros en la calle son solidarios y súper caballeros”. Por otra parte, entiende que dentro del trabajo existen algunas limitantes que tienen que ver con hecho de ser mujer: ir a lugares desconocidos y cargar cosas pesadas se encuentran entre ellas.
Ivanna destaca que en los lugares que frecuenta por su trabajo, suele recibir un comentario, disparado por la sorpresa de encontrar una mujer en la moto. “Siempre me tiran buena onda, pero es llamativo ver a una mujer en la moto y cómoda con esa actividad”. La mayoría de las mujeres que trabajan para los clientes de Ivanna, como recepcionistas y secretarias, forman parte de su vida en la cotidiana, e incluso con algunas disfrutan de una amistad.
Su familia está muy orgullosa del desarrollo de la actividad laboral de Ivanna, y desde el principio lo tomaron de manera natural. Es que sus hermanos y su pareja compartían la vinculación y el uso de la motocicleta como herramienta de trabajo.
Sobre el rubro de la mensajería, la entrevistada comparte que le gusta que le otorga la libertad de manejarse con tiempos y horarios, lo cual a su vez le permite estar presente en las actividades escolares de sus hijos, entre otras cuestiones. En términos económicos, este trabajo le otorgó independencia y la posibilidad de comprarse su primer auto. Y también en el plano personal: “No depender de nadie fue algo muy importante”, enfatiza.
Ivanna se autodefine como luchadora y honesta, y cree que la confianza es uno de sus mayores capitales para el desarrollo de su actividad y el contacto con la gente en su ámbito laboral. A futuro, su principal deseo incluye tener una casa propia y, el próximo año, comenzar a estudiar la Tecnicatura en Óptica en la Universidad de Buenos Aires.
Si bien la mensajería es un rubro en donde mayoritariamente trabajan hombres, Ivanna consiguió abrirse camino y mantenerse bajo sus propias posibilidades. ”A las mujeres que les pueda interesar esta tarea, primero y principal, les diría que, si tienen la posibilidad de estudiar, que lo hagan, que se capaciten y si eso no es posible, que busquen trabajar de lo que les gusta. Si les gusta la libertad y se sienten capaces de emprender algo solas, sin jefe y sin horarios que lo hagan por ustedes, que se animen que, como yo, van a poder”.