Coordina todo lo que sucede en el depósito de una de las empresas más antiguas de exportación de arándanos de Argentina. Está a cargo de preparar el abastecimiento para toda la producción y los insumos en función de los pedidos. Tiene a su cargo un plantel de veintiocho trabajadores varones.
Ivana es trabajadora temporal de una empresa exportadora de arándanos. En este rubro se trabaja desde septiembre hasta mediados de diciembre, que es el momento en que se recoge la cosecha. Como trabajo estacional, es arduo, y las jornadas laborales pueden ser muy largas y de mucha actividad.
El resto del año, Ivana trabaja en la ciudad donde vive: Concordia, provincia de Entre Ríos. Allí es embaladora de cítricos.
Empezó desde muy joven en la cosecha de arándanos, y ya van once temporadas que viaja a Lima, partido de Zárate, a realizar esa tarea. Comenzó como operaria de la máquina armadora de cajas. Cuando el jefe del depósito se retiró, la propuso a ella para reemplazarlo.
Ivana tiene un gran sentido de la responsabilidad. “De la puerta para afuera soy como todos ustedes, acá adentro tenemos que responder a la empresa”, les dice a sus compañeros. “Soy muy exigente, me gusta que las cosas salgan bien, a veces se me enojan, pero yo digo ‘lo lamento, acá se viene a trabajar’”.
“Tenés que tener carácter, para organizar al personal, tenés que ser estricta, siempre hay alguno complicado; yo tengo que responder a lo que me piden y si a mí no me responden, la producción se atrasa y no sale adelante”, cuenta Ivana, que además debe estar muy atenta a que usen los elementos de seguridad, tomen precauciones y no se lastimen en el trabajo. Y destaca: “Como mujer me respetan, hace años me conocen y saben cómo soy”.
En su función de encargada del depósito, está en constante movimiento. Dice que se animaría a trabajar en un depósito más grande. Su trabajo le exige lidiar con todos: los productores y choferes que dejan la cosecha y los que se llevan las cajas ya armadas. Su trabajo requiere que sea muy organizada.
La jornada laboral, señala, se le pasa volando debido a que la actividad es constante. Aunque su parte favorita del día es cuando trabaja en la máquina armadora de cajas, reconoce que cambiar el tamaño de cajas es un trabajo pesado. Incluso hace de mecánica: “cuando se rompe yo la arreglo”.