Gisel se dedica a investigar los efectos de diferentes drogas y a conocer sus efectos colaterales. Muchas aún no existen a nivel comercial, pero otras si. Desde hace 10 años, su principal objeto de estudio es el Sildenafil, droga más conocida como Viagra que es usada para la disfunción eréctil. Saber cómo actúa sobre el corazón es una gran inquietud.
El lugar de trabajo de Gisel es el Centro de Investigaciones Cardiovasculares Dr. Horacio Cingolani, en la ciudad de La Plata. Ese instituto depende de la Universidad de La Plata y del CONICET. Según describe, "el laboratorio es mi lugar favorito".
Su trayectoria empezó al recibirse en Ciencias Farmacéuticas en la misma Universidad en la que sigue trabajando. Luego de finalizada la carrera, pasó a trabajar en farmacia oficinal, “cosa que me aburrió muchísimo”. Así es que, a través de un compañero de la facultad, se enteró de que existía la posibilidad de participar ad honorem en el laboratorio donde hoy se encuentra. El entusiasmo fue tal que empezó a asistir en las pocas horas que le quedaban libres.
“Quería ver si esto me motivaba más que el trabajo que tenía. Fui durante un año y me encantó”, confiesa. Enseguida, Gisel se presentó a cuanta beca encontraba hasta que lo consiguió, y empezó a estudiar el efecto del Sildenafil -droga conocida comercialmente como Viagra- sobre un intercambiador del corazón. Para ello, se experimenta con corazones de rata: “Entré acá abriendo ratas para sacar el preparado que uso, que es un músculo papilar que se saca del corazón”, detalla Gisel.
También está investigando los efectos de otras drogas que aún no existen a nivel comercial. Su día de trabajo puede ser muy extenso cuando se entusiasma con un experimento. La mayor parte del tiempo lo pasa en el laboratorio, pero también hay un tiempo de tareas de escritorio, tales como analizar y escribir papers y resultados.
“Lo que más me gusta es hacer los experimentos. Es lo más gratificante, me encanta pensar el proyecto y armar el procedimiento” cuenta, explicando que la eventual decepción al fin de un trabajo no es un problema. “A veces se invierte mucho tiempo y no sale lo que se espera, entonces hay que buscar otras opciones, cambiar las drogas, los reactivos, y volver a empezar. Para llevar adelante esta profesión fundamentalmente hay que ser paciente y tener una buena tolerancia a la frustración, porque hay que repetir los experimentos. Si no sale, al día siguiente se arranca de nuevo. Yo hago hasta cinco veces el mismo experimento para que el resultado sea real”, señala Gisel, sin quejarse de la labor.
Como mujer de ciencia, dice que “a hacer un experimento se puede aprender, pero en ciencia la creatividad lo es todo”
Sus objetivos inmediatos son profundizar en la línea de investigación que empezamos en el laboratorio, además de seguir desempeñándose como docente en la Facultad de Ciencias Exactas en las Cátedras de Farmacología I y II y Elementos de Farmacología.