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Florencia Giménez -

Jocketa

destacada Florencia Giménez
"Trabajé para cumplir un sueño, y creo que todo se puede lograr aunque sabía que como mujer me iba a costar el doble"

Florencia es jocketa y mendocina. Proviene de una familia tradicional del turf, e inició su carrera muy joven, primero como un hobby pero enseguida se profesionalizó. Hoy, a los 22 años, corre en los hipódromos más importantes del país: Palermo, San Isidro y La Plata.

Ella cuenta que, como era mujer, no pensaban que iba a seguir con la tradición: “Mientras todas las chicas esperaban cumplir 15 años para la fiesta, yo esperaba esa fecha para que me dejaran empezar a correr carreras de caballo”.

Su pasión la llevó a ser la primera mendocina en correr en el Hipódromo de su provincia en 40 años. Ya en Buenos Aires, se preparó en la Escuela de Jockeys del Hipódromo de San Isidro, donde le otorgaron la patente de jockey aprendiz. Hoy trabaja fuertemente para ganar las 120 carreras necesarias para pasar a la categoría de jockey profesional. Sin embargo, esto no le impide correr de igual a igual con otros jockeys, sean hombres o mujeres.

Florencia reconoce que en la Argentina, donde hay carreras diarias, se puede vivir del turf como deportista profesional. De lunes a lunes su rutina comienza a las 6 de la mañana, entrenando con los caballos; luego entrena en el gimnasio, donde hace caminatas o corre ya que debe mantener su peso. Por la tarde son las carreras, y su número varía: puede ser desde 1 por día hasta 4 o 5.

“Hasta ahora tengo 32 carreras oficiales ganadas”, cuenta Florencia. Entre las victorias ostenta un clásico provincial de Tucumán, La carrera de las estrellas, y sueña con ganar algún clásico nacional y en algún momento correr en el exterior. “Es tanto lo que te apasiona qué no pensás en lo que implica una carrera”, cuenta Flor.

Pero la realidad es que se trata de un deporte muy competitivo y de riesgo: las carreras suelen tener de 8 a 18 caballos, duran de 1 a 2 minutos, y el caballo puede ascender a una velocidad de 60 a 80 km por hora. Ella sabe que una caída puede ser mortal, este año tuvo su primera rodada grave durante un entrenamiento, por la cual tuvieron que darle 11 puntos en la cabeza y pasó 15 días en recuperación.

Por otro lado, Florencia nos cuenta: “Tenés que tener un equilibrio emocional en esta carrera, no deprimirte si perdés y no agrandarte cuando ganas”. Para ella, es fundamental contar con el apoyo de la familia, a pesar de que su mamá sufre mucho en cada carrera en la que participa.

Como jocketa independiente, corre para diferentes caballerizas y no tiene contrato de exclusividad. Esto le permite poder elegir con cuales caballos correr, lo cual representa una ventaja para ganar. “Además de ser constante y trabajador, creo en ser profesional y tener conducta. Trabajando todos los días las oportunidades llegan”, afirma Florencia. Paralelamente, reconoce que la excelencia del caballo hace la diferencia a la hora de ganar: “Las carreras las ganan ellos, podés ser muy bueno pero si no tenés un buen caballo abajo es difícil”.

Cuenta que para tener un buen dominio del caballo hay que tener fuerza, habilidad y conocer bien al animal. A la hora de correr, valora como característica principal de un jockey o jocketa la inteligencia que aplica para el desarrollo y tiempo de la carrera: “Es fundamental pensar el desarrollo de la misma porque una vez que se abren los partidores tenés que tomar decisiones en centésimas de segundo”, describe.

El turf es un ámbito aún dominado por varones. Florencia recuerda que cuando estaba en la escuela de jockeys, de 20 alumnos sólo 3 eran mujeres. “Es un gremio machista, y si bien se nos respeta, creo que a las mujeres nos cuesta el doble”. Aun hoy, es casi siempre la única mujer en las competencias mixtas.