Cynthia es técnica mecánica en una importante concesionaria que ofrece soluciones de movilidad en la Ciudad de Buenos Aires. Se ha desempeñado en su taller realizando servicio y mantenimiento de autos de una de las marcas más conocidas, y hoy trabaja en el área de cero kilómetros haciendo la logística de cada vehículo y controlando que los autos salgan sin fallas al público.
Oriunda de Banfield, provincia de Buenos Aires, hace 11 años que Cynthia viaja al barrio de Almagro para trabajar en una empresa que ofrece soluciones de movilidad, venta de autos nuevos, y mantenimiento y servicio de esos vehículos. El taller donde trabaja es su lugar en el mundo, porque a Cynthia lo que más le gusta es estar en contacto con los vehículos.
Esta mujer enérgica cuenta que se divierte en su ámbito laboral, y que las horas le pasan volando mientras realiza su tarea: “Me encanta estar en el taller desarmando cosas, podría estar todo el día con el auto”, confiesa.
Recuerda que fue en su infancia que se enamoró de los autos, cuando le regalaron un autito a control remoto. Luego comenzó a coleccionar figuritas de autos. Cuando era adolescente, su papá decidió comprar un vehículo usado; la elección del mismo le llevó mucho tiempo porque tenía temor de que, al no ser nuevo, lo dejara varado.
A esa fobia, Cynthia la transformó en aprendizaje: cada vez que abrían un capó miraba, se metía y preguntaba de qué se trataba, con el afán de entender realmente el funcionamiento de todo el conjunto.
Apenas terminó el secundario, le pidió trabajo a un vecino que tenía un taller de chapa y pintura y hacía algo de mecánica. Cuenta que era un trabajo pesado y agotador: le tocaba lijar, masillar, hacer desarmes de autos, y también las compras de los repuestos. Pero gracias a ello aprendió la labor en la acción, y complementó la práctica ganada en el taller con estudios en una escuela de oficios para aprender mecánica.
Fue en unos de los viajes a la ciudad de Buenos Aires, cuando traía a su sobrina al colegio, que se animó a presentar un proyecto en la concesionaria donde hoy se desempeña. “Entré y estuve a prueba. Comencé de abajo, como ayudante aprendiz, en el área de servicio y mantenimiento del taller”, cuenta Cynthia. Allí hacía cambios de aceite, filtros, luces, amortiguadores y mantenimiento de cuestiones periféricas del auto.
Con el tiempo, el trabajo se complejizó, y Cynthia se capacitó con cursos ofrecidos por una marca de automóviles que atienden en el taller donde se desempeña. Gracias a dicha capacitación, ha llegado a bajar motores, realizar arreglos eléctricos y de mecánica completa.
Desde entonces, sigue siendo la única mujer en el área. “Al principio muchos lo tomaban con gracia, pero las cosas están cambiando, creo que las visiones sobre los trabajos según el género no están tan estigmatizadas como antes; el hombre como ser rudo o fuerte puede ser una persona habilidosa y que sepa de detalles, y a la mujer ya se la saca del contexto de ama de casa, madre o persona que sólo hace manualidades”, dice Cynthia.
Al principio costó, no se dio fácil; recibió críticas por ser mujer en esa tarea históricamente masculina, incluso de clientes que la miraban sorprendidos. “Cuando rompés tanto las reglas, te vas a encontrar con dificultades; en este caso me tocó encarar un desafío muy grande, pero entré preparada psicológicamente para que ninguna adversidad me llegue a vencer”, cuenta.
Hoy tiene la sensación de la tarea cumplida en pos de la igualdad de género, y dice que sus compañeros son excelentes, sobre todo porque la ayudaron mucho a “romper la barrera del desconocimiento”. Para avanzar en este rubro se depende, en gran parte, de la transmisión de conocimientos en la labor diaria, además de las capacitaciones formales que se puedan recibir.
“Se trabaja en equipo porque así las soluciones llegan más rápido y los diagnósticos también, a veces las fallas no son fáciles de detectar así que consultamos, no existe el mecánico ultra genio que resuelve todo solo”, detalla Cynthia.
Para ella es fundamental en su trabajo saber aplicar la fuerza, y para eso existen las herramientas, tema que la apasiona. Lo primero que se compró cuando comenzó en el rubro fue una buena caja de herramientas, y asegura que el mejor regalo que le pueden hacer para el día de la madre es una pinza o alicate.
Otra de las cuestiones a tener en cuenta es respetar las medidas de seguridad para no lastimarse. Sabe que la exigencia física es importante y que cuidarse es básico para que no se deteriore su salud. Es una labor de atención constante y mucha dinámica corporal, por eso hay que ir óptima a trabajar, con las horas de sueño necesarias, para afrontar una jornada de 8 horas intensas.
Respecto a las dificultades que se pueden presentar en lo diario, Cynthia cuenta que “hay que superar los miedos, sino no llegás a los objetivos”. Un ejemplo es el miedo a la electricidad, o a tocar algo incorrecto. Sin embargo, destaca como principal obstáculo “el tabú de preguntar, cuando superás eso ya podés empezar a avanzar a otros niveles y obtener experiencia”.
Cynthia considera que “no se aprende inventando, sino que todo tiene un proceso y una técnica”, y señala que, por eso mismo, la capacitación es de lo más importante en este oficio. A la vez, los avances tecnológicos de los nuevos vehículos exigen estar siempre actualizándose, conocer bien el producto y saber cuáles son las fallas más frecuentes que se pueden presentar.
Su sueño es nunca tener que cambiar de rubro: no se ve en otro oficio, y proyecta mejorar su capacitación para poder resolver nuevas situaciones.