Celeste es la primera directora mujer del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), organismo de 150 años en el país, y uno de los 3 primeros fundados en el mundo. Desde el 2014 esta científica graduada en Ciencias de la Atmósfera en la Universidad de Buenos Aires comanda a 1.100 personas que tienen la importante responsabilidad de brindar información y pronósticos meteorológicos, prospectivas climáticas y alertas, basados en el monitoreo continuo de la atmósfera y en el conocimiento científico.
También es la primera mujer en ser parte de la cúpula de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), como representante de nuestro país desde 2018 ejerce la Vicepresidencia de ese organismo.
Celeste cuenta que desde la secundaria tenía una clara inclinación por la matemática y la física, luego de una orientación vocacional aparecieron distintas carreras y una de ellas fue la meteorología. A principios de los años 80 cuando comenzó a estudiar en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA era toda una novedad, la primera pregunta que le hicieron sus padres fue: ¿y de qué vas a trabajar?
En ese momento las opciones laborales en el campo de la meteorología eran muy pocas, además el SMN dependía de la Fuerza Aérea Argentina y para trabajar allí había que asimilarse a la Fuerza. Así fue que Celeste aplicó a una beca en el CONICET y comenzó su carrera de investigación científica. También se desempeñó como docente en Ciencias de la Atmósfera y durante dos dos períodos consecutivos fue directora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Su vasta experiencia docente se vincula con las áreas de pronóstico y modelado numérico, dinámica y termodinámica de la atmósfera, meteorología de mesoescala, microfísica y dinámica de nubes. Como científica se especializó en modelado numérico, pronóstico por ensambles, asimilación de datos, predictibilidad en corto y mediano plazo, las interacciones superficie-atmósfera y el estudio de los sistemas altamente precipitantes en el sur de Sudamérica. En los últimos años, su investigación se orientó a problemas interdisciplinarios como la generación de energía eólica, los servicios climáticos orientados a la actividad agrícola y los sistemas de alerta temprana.
Asumir la dirección del SMN significó un cambio rotundo en su trayectoria laboral. Para ella que venía con una amplia experiencia en el mundo de la academia y la investigación fue aceptar un gran desafío. Sumado a los propios cambios del SMN, que estuvo bajo la intervención militar por más de 40 años y recién en el 2007 pasó al ámbito civil al depender del Ministerio de Defensa.
¿Cómo fue tu ingreso al Servicio Meteorológico Nacional?
Me convocaron las autoridades de quien dependía el SMN, entendían que era necesario dar el paso que seguía que era traer una mirada distinta, de otro ambiente, para seguir ese proceso que se había iniciado, lo pensamos muy seriamente a nivel familiar porque es muy distinta la vida académica a la que te propone la gestión y ahí ingresé directamente como directora.
¿Cómo es un día de trabajo de una directora de un organismo nacional?
Me gusta el seguimiento personalizado de las cosas, si bien tengo muy buenas asistentes. Llevo una agenda que manejamos entre varios donde tengo compromisos demandados por la autoridades, compromisos de la propia gestión del organismo, reuniones con pares y las que yo defino como reuniones de planificación estratégica que tienen que ver con los grandes procesos que lleva adelante el SMN. También tengo una vida bastante activa respecto de lo internacional, una o dos veces por semana tengo reuniones internacionales por mi rol como vicepresidenta de la OMM sobre proyectos a nivel mundial y regional. Además, leo documentación para mantenerme al día y conservo algunos estudiantes de doctorado, dejé de dar clases porque era incompatible con mis funciones. Y tengo un fuerte rol de representación institucional, porque una de las propuestas más claras era aumentar la visibilidad del organismo, fue uno de los horizontes que me planteé.
¿Qué considerás fue lo más difícil de esta función que llevás adelante?
El cambio más abrupto que sentí fue la inmediatez de las cosas, la falta de posibilidad de programar, la gestión es compleja, estás siempre atravesada por la urgencia entonces lo urgente le gana a lo importante, eso es algo que me costó, pensar que uno viene de una manera de trabajar, la de una científica - que es analítica, reflexiva, excesivamente vueltera - forma parte del estilo de trabajo de discusión, vuelta a leer, repaso y acá es todo “palo, palo y palo”. Y ese cambio fue muy fuerte, no es que me adapté mansamente, traje algo de mi estilo a la conducción, en cuanto más se pueda planificar tanto mejor van a salir las cosas.
¿Cómo podés explicar fácilmente por qué es tan importante conocer el clima para el desarrollo del país?
La meteorología se mete en la vida de las personas desde el momento en que se levantan para todo lo que hacen y condiciona muchas cosas, a veces son trivialidades y a veces no. La meteorología se mete, por ejemplo, en la seguridad del transporte y ahí hay procesos económicos de mucha relevancia. ¿Qué pasa si nieva intensamente en alta montaña en el paso entre Mendoza y Chile? Si vos no tenés un buen pronóstico, no tenés un buen sistema de decisión, tenés un montón de camiones varados, eso es dinero, es riesgo. Ahí entra la meteorología de lleno en una actividad productiva que es la de la logística y el transporte. Lo mismo sucede en relación a los aviones y los barcos. Imagínate fumigar - una acción ordinaria del trabajo de campo - si no tenés un buen pronóstico de lluvia fumigás y se te lava puede ser un problema. O alquilás un avión y tenés 3 días con viento y fumigás y se te va a cualquier lado tampoco te sirve, son pequeños ejemplos. Hay estudios hechos en EEUU muy consolidados donde la meteorología incide y modula el 12.1 % del producto bruto interno que se obtiene a partir de la agricultura. Por eso, la meteorología se mete en todos esos procesos: si sembrás, cuándo cosechás, cómo fumigás, cómo almacenás, cómo transportás, en toda la cadena. Y ahora te agrego una variable más: estamos en un mundo que quiere descarbonizar la energía, y quiere transformar en energías limpias y no hay una sola energía limpia que no dependa de la meteorología. Viento, sol, hidro. Entonces fijate cómo se mete, pero no estamos dándole el espacio que debe tener.
Teniendo en cuenta el cambio climático que sufrimos en el mundo, ¿cómo consideras que será el futuro de la meteorología?
Yo veo que la meteorología va a ser muchísimo más demandada de lo que es ahora, que los servicios meteorológicos no estamos lo suficientemente preparados para esa demanda y que tampoco están los arreglos institucionales para fortalecer los servicios meteorológicos. Si vos preguntás a la gente si engancha el rol del servicio meteorológico con el cambio climático, te van a decir que no tiene que ver. Y en realidad una forma de adaptación al cambio climático, la más importante es mejorar los sistemas de alerta temprana y ¿quién los da? el servicio meteorológico, y la otra manera es monitorear, vos tenés que saber cómo está cambiando tu clima, ¿quién mide? el servicio meteorológico. Ese link no está, hay algo en la educación, en los arreglos institucionales, en la gobernanza que no está funcionando que le permita al servicio meteorólogo ganar el protagonismo que precisa en un sistema que se está haciendo cada vez más vulnerable a la variable de la que somos responsable de informar que es el tiempo.
¿Qué reflexión hacés sobre ser la primera mujer en conducir el SMN y en estar en la cúpula de la OMM?
Es un cambio de época que me tocó expresar, nunca me imaginé que iba a llegar a donde llegué. Estoy muy contenta, entre otras cosas, porque hay un modelo inspiracional que ayuda a otras mujeres también a animarse, a tratar de sortear las barreras de cualquier tipo y saber que es posible, que hay que dar esos pasos y tratar de asumir esas responsabilidades en la medida que uno pueda hacerlo. Me enorgullece y halaga porque recibo muy buenas devoluciones de lo que hago, sobre todo porque siento que abro puertas.
¿Observás que la gestión de este tipo de instituciones es diferente entre una mujer y un varón?
Si, yo hablaría de rasgos que en general se le atribuyen a las mujeres y no a los varones, hoy el SMN es una organización que te acoge, los trabajadores y trabajadoras se sienten contenidos por la institución, no es una institución vertical, es una institución que habla, que escucha. Hay una manera de trabajo y de colaboración que hemos establecido un conjunto de personas que tenemos estas mismas características, no necesariamente siendo mujeres, pero tiene esa cosa de maternal.
¿Hubo trabas por ser mujer en tu camino laboral?
Creo que las dificultades que atravesamos todas, que van desde ser mamá, todo lo que fue el acompañamiento de mis hijos cuando eran pequeños, mi esposo es un gran compañero, gracias a él y a una contención familiar que funcionó fue posible. Pero cuando era el momento de promover siempre estaban primero los varones que las mujeres, nos costaba más porque estábamos más volcadas a la maternidad y al cuidado de nuestros hijos, entonces nuestra producción científica era más baja que la de los hombres de nuestra misma edad, entonces no podíamos acceder a los mismos puestos. Todo te llevaba más tiempo, yo me daba cuenta que tenía las capacidades, pero la capacidad de producción no era la misma. Pero finalmente llega, no en los mismos plazos, pero llega, el tema es tener la tenacidad y no bajar los brazos, sabiendo que probablemente nos lleve más tiempo, pero no es una limitación, posiblemente aprendamos más cosas en el camino que nos dan otros instrumentos para gestionar de manera diferente.
Así con una fuerte impronta científica y académica Celeste lleva adelante la conducción del SMN. Logró vincular al sector académico y a la ciencia con la institución centenaria al desarrollar el área de investigación interna. Otro objetivo que destaca es el trabajo que realizó para la apertura del servicio a la sociedad, a los usuarios y a otras instituciones. “El SMN no compite con otros organismos, sino que busca coordinar y dar respuestas”, explica. “Este es un organismo científico técnico que tiene una responsabilidad sustantiva con la sociedad y eso no debería estar en cuestión para nadie, en mi gestión me tocó llevar adelante un cambio de paradigma, ahora producimos pensando en el usuario”, señala este ítem como un importante cambio cultural en el servicio.
Celeste considera que está en ese lugar de alta responsabilidad porque ama lo que hace y cuenta que mucha gente se sorprendió de esa adaptación y resiliencia a distintos cambios que le tocó enfrentar. Hoy, la adrenalina que genera la gestión más una energía personal destacable mueven a Celeste a seguir trabajando en modernizar un organismo nacional de la relevancia del SMN.