Mi papa es herrero (ahora jubilado) y desde que tengo memoria jugaba en el taller. Ordenaba los martillos, limpiaba su banco de trabajo, etc. Me fascinaba ver el color del fuego al encender el soplete para hacer las puntas con fragua para alguna reja. Crecí y a los 14 años empecé a trabajar como peón y seguía aprendiendo. A mi mama nunca le gusto que trabajara de eso que llaman el "trabajo de hombre".
Seguí mis estudios secundarios, corría el año 2001 y tenía que decidir que iba a hacer con mi vida. Fui a un taller de orientación vocacional y me dijeron que era muy capaz para cosas manuales como el arte; así que estudié 7 años bellas artes, me recibí de profe de arte con orientación en escultura, pero paralelamente seguí trabajando con mi viejo. Aprendí a soldar y empecé a hacer pequeñas cosas en hierro.
Por necesidades económicas empecé a trabajar de profe de plástica y abandoné un poco el taller cuando quede embarazada. Tengo una familia con mi compañero y juntos tenemos dos hijos de 7 y 4 años. Cuando podía iba al taller hasta que me di cuenta que no solo ayudaba a mi viejo sino que era mi pasión.
En el 2016 tome la decisión y fui a estudiar soldadura, no es lo mismo ser herrero que soldador, fui a aprender sobre nuevos procesos, nuevas tecnologías. En ese momento fui la única mujer a la noche que hacía un curso en el centro de formación. Ese año fui escolta de la bandera nacional. Al año siguiente hice otro nivel. para inspector en soldaduras, finalizado exitosamente. El año pasado di clases como profesora de herrería en la Universidad de Lanús, en la escuela de formación "Felipe Vallese". Actualmente sigo dando clases de plástica y en el taller cuando sale algún trabajo. Mi sueño es trabajar de herrera.
A las chicas que les interesa la herreria y no se animan, le diría que es algo hermoso, que es duro por los prejuicios pero que ahora se ve un poco más lo que trataron de tapar. ¡Que las mujeres también pueden! algunas veces parece un trabajo que se necesita mucha fuerza, pero la mayoría de las veces es más maña que fuerza. No hay nada más gratificante que ver algo hecho por nuestras propias manos. Ojalá seamos muchas en un futuro próximo.